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La sequía «ahoga» el nacimiento del río Verde al dejarlo en «un nivel alarmante»

El alcalde de Benimodo alerta de la pésima situación de los «ullals» por la falta de precipitaciones

Los «Ullals» de Benimodo muestran un estado preocupante por la escasez de agua. vicent m. pastor

Los «ullals» del río Verde en Benimodo comienzan a notar los efectos de la pertinaz sequía que azota con fuerza gran parte de la Comunitat Valenciana y se está cebando especialmente en la Ribera. El humedal se encuentra en una situación crítica debido a un acusado descenso del nivel de agua. Aunque todavía mantiene la totalidad de sus tramos bañados, hay algunos puntos en los que se el cauce empieza a resentirse.

Varios años seguidos con lluvias por debajo de la media y un arranque de otoño de nuevo seco, acentúan su preocupante realidad. No cae «ni una gota» y, lo que es peor, no hay indicios de que lo vaya a hacer en los próximos días. Todos miran al cielo como último recurso para atajar el problema, pero la situación, a medida que avanzan los días, se está complicando mucho más. Así pues, el nacimiento del río Verde, único que nace y discurre íntegramente por la Ribera Alta, se suma a una larga lista en la que también se encuentra el Albaida donde, como ya informó este periódico, incluso ha tenido que intervenir la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) para recuperar la conectividad.

No es la primera vez que el nacimiento del río Verde sufre una situación así porque, durante décadas, ha estado sometido a la fuerte presión ejercida por las actividades humanas, de origen agrícola e industrial, lo que ha originado una degradación del mismo. A pesar de no comprender una gran extensión, pues solo ocupa 2,26 hectáreas, su valor ecológico y paisajístico es incalculable. Tanto que alberga especies de flora y fauna únicas en el mundo, como la «Theodoxus valentinus» y «Theodoxus velascoi», esta última especie catalogada como en peligro de extinción.

Hoy, todo ese entorno se encuentra en peligro por la escasez de agua, que incluso llega a dificultar la conductividad. «De todos los años que llevo en el gobierno, nunca lo había visto igual. Podríamos estar hablando de niveles alarmantes, aunque hay algunos vecinos que aseguran que en anteriores años la situación era mucho más crítica. Lo que está claro es que, si no llueve pronto, el problema se irá acentuando», aseguró el alcalde de Benimodo, Paco Teruel.

Riqueza medioambiental

Este Paraje Natural Municipal ubicado en un entorno agrícola y fuertemente antropizado, abastece al río Verde que, a su vez, es afluente del Xúquer. En la zona se ha identificado la presencia de cernícalos, martín pescador, golondrinas, carriceros, garza real o zampullín chico, entre otros. Un espacio que vive en horas bajas. Entre los campos de cítricos y otras frutas y la autovía A-7, que transita a escasos metros, los «ullals» se ahogan. «Para hacer frente a esta complicada situación lo mejor sería que la administración centrara sus esfuerzos en estos temas. Tendrían que dedicar una mayor atención porque el agua es un recurso escaso. Es momento de que se pongan en marcha políticas que garanticen el buen funcionamiento de los ríos y afluentes de nuestra autonomía», afirmó Teruel.

Toda esta riqueza natural se podría ver afectada. De hecho, la plataforma Xúquer Viu también ha alertado del estado en el que se encuentran los «ullals». La vegetación de ribera que reviste al manantial constituye un hábitat idóneo para un gran número de especies de aves, reptiles, moluscos como los gasterópodos acuáticos, ejemplares de samaruc, poblaciones de un endemismo ibérico como la colmilleja y anguilas. «El nacimiento del único río autóctono que tenemos debería tener mayor atención. La sequía está haciendo mucho daño al ecosistema», aseguró Paco Sanz, miembro de la asociación.

La tesitura podría ser peor en el caso de que las lluvias no acompañen. El río Verde siempre se ha caracterizado por tener un curso fluvial permanente que surge de los «ullals». No obstante, esta característica tan singular podría perderse si el tiempo no cambia. Al contrario del dicho, no suena el río porque agua no lleva.

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