Los robos han dejado inutilizados cinco de los ocho pozos de sequía de la Comunidad General de Usuarios del Canal Júcar-Turia, tres de ellos ubicados en la comarca de la Ribera (Guadassuar, Benimodo y l'Alcúdia, esta última instalación con tres puntos de extracción) y dos en Picassent. Las restricciones del 15 % del agua por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y la falta de lluvias provocan la necesidad de poner en marcha unas instalaciones que se encuentran desvalijadas y llevan años abandonadas, por lo que su activación para atender la demanda de riego por parte de los agricultores no será fácil.

Actualmente, la mayoría de los pozos existentes en la comarca no atraviesan su mejor momento. Las instalaciones, realizadas en 2005, se pusieron en marcha ese mismo año de su construcción y se utilizaron hasta 2008, época en la que la escasez de agua dejó bajo mínimos a la Ribera. Fue una medida extraordinaria de la CHJ que podría repetirse en los próximos meses si la situación meteorológica no mejora, no obstante, la falta de uso desde entonces ha provocado que las instalaciones hayan sido víctimas del vandalismo.

Los pozos se encuentran hoy destrozados y saqueados por completo y un ejemplo claro es el complejo con tres extracciones situado en l'Alcúdia, en la imagen. Esta obra ha sido asaltada en varias ocasiones y sigue abandonada, precisamente para que los ladrones no se fijen otra vez en ella. «Tras pasar un tiempo complicado, vinieron los años de bonanza hidrológica y su uso se vio relegado a un segundo plano. Esto provocó que se convirtieran en un blanco demasiado fácil para los delincuentes, porque apenas había vigilancia. Ahora que nos hacen falta, no podemos ponerlos en marcha. Se han llevado hasta las puertas», aseguró el director general del Canal Júcar-Túria, Ernesto Serra.

Sin dinero para recuperarlos

Los bloques han quedado inutilizados y desde la dirección del canal son conscientes de que si el tiempo no cambia, será necesario activarlos para extraer agua. Para ponerlos en marcha, solo contabilizando el pozo de l'Alcúdia, la comunidad necesita 200.000 euros, una gran inversión que resulta prácticamente inalcanzable para los regantes.

La comunidad ha solicitado por ello ayudas a la Administración y, aunque el seguro les ha cubierto una parte de la inversión con 100.000 euros, todavía están lejos de encontrar una vía que les permita recuperar el estado inicial de 2005. «Hace falta mucho dinero y apenas hay para combatir la sequía. En algunos sitios hemos optado por utilizar material transportable y así, una vez acaba la jornada, se puede quitar sin consecuencias. En l'Alcúdia no llegamos a salvar nada, pero hay otros sitios en los que pudimos rescatar algunos materiales. Son muy listos y saben a lo que van. Se llevan el hierro y el cobre y dejan el aluminio. Además, van bien preparados, porque llevan hasta sopletes. El estado es terrible pero habrá que poner remedio de algún modo para garantizar los recursos de agua a los agricultores», señaló Serra.

Sólo en caso de necesidad

Cabe destacar que estos pozos tienen un estatus diferente al resto y únicamente pueden ponerse en marcha cuando lo autoriza el organismo de cuenca por situaciones de necesidad, como podría suceder si se continúa alargando la actual sequía. Sin embargo, los tres puntos de extracción del complejo Matamoros en l'Alcúdia y los de la Majada de las Cabras en Guadassuar y el Camí Coves en Benimodo están aislados y llevan años sin utilizarse, por lo que están sometidos al vandalismo.

Para reiniciar su actividad, tendrán que hacer frente a una cifra desorbitada que se aleja de la realidad que puede afrontar la comunidad. La única esperanza a la que se aferran es al cielo, porque es el único factor que evitaría el tener que recurrir a los pozos de sequía. De los ocho que disponen, únicamente podrían extraer agua de tres. «El problema es más grave de lo que parece. Necesitamos más apoyos», sentenció Serra.