La Guardia Civil detuvo ayer a al menos cinco personas, dos de ellas mujeres, por allanar el Monasterio de Santa Maria de Aigües Vives, un viejo convento agustino fundado en el siglo XVI y declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Diversas fuentes aseguraron que los individuos no llegaron a robar nada. Esta nueva internada en el histórico edificio se produce apenas cinco meses después de que Levante-EMV informara en exclusiva de su expolio, si bien en aquella ocasión se recuperaron las valiosos azulejos de cerámica valenciana del siglo XVIII.

A plena luz del día y en jornada festiva, al menos cinco desconocidos -algunas fuentes hablaban de siete- llegaron con una furgoneta a primera hora de la tarde al monasterio. Alrededor de las 15,00 horas un vecino alertó a la Policía Local de Carcaixent de la presencia de una furgoneta sospechosa y de un grupo de personas que, encapuchadas, salían de ella para adentrarse en al antiguo convento. La policía dio de inmediato el aviso a la Guardia Civil. Antes de que llegaran las fuerzas de seguridad, se escuchaban ruidos y golpes desde fuera, según apuntaron testimonios recogidos en el lugar de los hechos.

Agentes de la Benemérita de Villanueva de Castellón, el único destacamento que garantizaba la participación de suficientes efectos para rodear el monasterio, se personaron a las 15,30 en la Barraca d'Aigües Vives. Los individuos dejaron su furgoneta en un anexo del monasterio y la Guardia Civil bloqueó su salida para, posteriormente, adentrarse en el interior para proceder a su detención, indicaron las mismas fuentes.

El operativo concluyó a las 17,15 horas y se saldó con la detención de al menos cinco personas, dos de ellas mujeres que, según ha podido saber este diario, fueron arrestadas sin que llegaran a apropiarse de ningún objeto de valor del antiguo convento.

La internada de ayer se produce casi medio año después del último allanamiento al monasterio. En julio, un grupo de desconocidos se adentró en el edificio y provocó algunos daños, esparció el contenido de varios extintores y arrancó del suelo dos valiosos azulejos de cerámica valenciana del siglo XVIII que, varios días después de ser sustraídos, fueron afortunadamente recuperados.