El próximo 7 de enero se cumplen 46 años del trágico accidente aéreo de Ibiza que acabó con la vida de un centenar de personas, entre ellas 26 vecinos de Algemesí. Todas ellas tendrán un lugar físico en el que se las recordará para siempre. El ayuntamiento inaugurará, con motivo del aniversario del suceso, un monumento para homenajear a los paisanos que allí perecieron. De este modo, se cumplirá con una histórica reivindicación de los familiares de las víctimas.
El 7 de enero de 1972, el avión Carabelle EC-ATV de la compañía Iberia procedente de Madrid, realizaba una parada en el aeropuerto de València para llenar sus últimas plazas disponibles y emprender su último tramo de viaje hacia Ibiza. Sin embargo, a su llegada a la isla a las 12:15 horas del mediodía, el vuelo 602 sufría un importante percance cuando el piloto se disponía a realizar la maniobra de aterrizaje. El avión chocó contra la zona montañosa de Roques Altes, en la Sierra de Sa Talia. El accidente provocó el siniestro total del aparato y acabó con la vida de todos sus ocupantes. En total, 104 personas fallecieron, entre tripulación y pasajeros; 26 de ellos, naturales de Algemesí.
Pese a que ha pasado casi medio siglo de la catástrofe aérea, aquel 7 de enero permanece intacto en la memoria de muchos vecinos de la localidad. Las viudas de los fallecidos viajaron una semana después del accidente para reconocer los objetos personales de sus maridos y, allí, acordaron volver cada año a Ibiza. De hecho, el lugar del siniestro en Roques Altes lo ocupa hoy una capilla que recuerda a las víctimas en la que existen dos placas con los nombres de los 104 fallecidos.
«Olvido imperdonable»
El ya fallecido escultor Leonardo Borrás, hermano de una de las víctimas del accidente, diseñó una maqueta de una escultura conmemorativa que, posteriormente, donó al ayuntamiento. Su hijo Paco Borrás recordaba el año pasado que la donación todavía seguía en pie con la esperanza de que llegase a construirse en un futuro.
Ese momento ha llegado. El monumento que concebió Borrás ha sido recreado gracias al trabajo del arquitecto Josep Carrasco, que era un colaborador habitual del escultor. En principio, se barajó que la escultura para recordar a las víctimas se ubicara en el cementerio municipal, aunque finalmente se ha elegido la plaza del Pla, concretamente en la zona más próxima al parque Bernat Guinovart.
Por su parte, la formación Més Algemesí señaló ayer que de este modo se «repara un olvido imperdonable» al considar que la reivindicación de los familiares tendría que haberse cumplido «mucho antes». Al respecto, recordó que en octubre de 2015 presentó una propuesta para recordar a los fallecidos en el accidente. «Algemesí, como municipio, les debía este tributo. Aquellos ciudadanos que murieron por ganarse el pan no podían estar eternamente en el pozo de la desmemoria», afirmó su portavoz, Josep Bermúdez.
