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La cosecha de aceitunas se quintuplica en la comarca tras la mala campaña de 2016

La almazara de Turís logra recolectar 2,5 millones de kilos y consigue 600.000 litros de aceite de gran calidad con una acidez muy baja

La cosecha de aceitunas se quintuplica en la comarca tras la mala campaña de 2016

La campaña de recogida de aceitunas en Turís ha cerrado con unos resultados que quintuplican los del año anterior. Se ha pasado de recoger 500.000 kilos de olivas frente a los 2,5 millones registrados en el 2017. Unas cifras que superan con creces las de 2016, la segunda peor cosecha de la historia. En total, 600.000 litros de aceite que han servido para que los agricultores del valle del Magro vuelvan a depositar sus esperanzas en este fruto. Además, el precio de venta ha sido alto, superando en algunas ocasiones los tres euros el litro a granel, y manteniendo un valor estable que ha permitido a los labradores acabar satisfechos. Un factor provocado por la escasa producción del año pasado en los ámbitos nacional e internacional. De hecho, estas cantidades ya se reflejaron en otras temporadas, pero no llegaron a equilibrar el déficit productivo debido a la elevada bajada de la cosecha.

La recolección se inició a finales de octubre y concluyó a finales de diciembre, momento en el que los socios terminaron de reunir las aceitunas que estaban más verdes y todavía estaban madurando en el árbol. Pese a ello, cabe señalar que se trata de cifras inferiores a las que se contabilizaron hace dos años, cuando se sumaron un total de 3,4 millones de kilos. «Ha sido una buena temporada tanto en calidad como en cantidad a pesar de la fuerte sequía que estamos padeciendo. Sobre todo nos hemos beneficiado de que los olivos tenían sus reservar sin agotar. El fruto ha entrado bastante sano y no estaba afectado por las plagas de la mosca. Se ha vendido bien y ahora ya solo nos queda envasarlo», explicó Alberto Giménez, gerente de la almazara del municipio.

Esta tendencia ha supuesto un aumento de la plantaciones de olivar, sobre todo de cultivo intensivo. Además, se está priorizando el trabajo de la maquinaria. Precisamente, cada vez se recolecta la aceituna en menos tiempo gracias a la mecanización, ya sea por abanicos acoplados al tractor que hacen vibrar al tronco, vibradores manuales o la máquina que se usa en la vendimia para espaldera.

Una sequía que «ahoga»

Para producir un litro de aceite, es clave el uso del agua. Con ella ha de regarse el olivo del que brotan las aceitunas, cuyo néctar servirá después para cocinar y aliñar los principales platos de la dieta mediterránea. Este dato refleja sólo una parte de la importancia que tienen los recursos hídricos para el campo. De hecho, según confirmó Giménez, el olivar ya presenta síntomas de agotamiento tras unas campañas con abundantes producciones, pero las condiciones climáticas de los últimos meses, con ausencia de lluvias y altas temperaturas, han acabado por confirmar los peores augurios. Tanto las cooperativas como las organizaciones agrarias coinciden en que la próxima campaña sufrirá una drástica reducción de la cosecha y podrían repetirse capítulos como el de 2016.

«Creemos que ahora nos tocará afrontar unos años complicados si la tendencia meteorológica no cambia y estamos seguros de que los números no serán tan buenos. No se recogerá tanto fruto porque los árboles están notando la escasez de agua», sentenció Giménez, director de la cooperativa de segundo grado que engloba a las de Turís, Montserrat, Montroi, Real, Catadau, Llombai y Yátova, que exporta parte de la producción a países como Alemania, Bélgica u Holanda, este último, principal mercado para el aceite de Turís.

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