Amparo, Ana y Julia han visto en el poso del café una oportunidad de negocio. Son las tres socias de Ecoinvéntame, una de las siete cooperativas de trabajo asociado que se crearon en la Ribera el año pasado, según fuentes de Fevecta. Las promotoras de esta cooperativa con sede en Alginet han visto en esta fórmula la mejor opción para, en base a las circunstancias personales de las socias-trabajadoras, «adaptar mejor nuestros horarios» y también consideran que ofrece una «mayor protección a los socios, es más viable», comenta Amparo Méndez, que combina su actual trabajo con esta incipiente experiencia empresarial en una cooperativa. El sector da empleo a 1.450 personas en la Ribera entre socios y trabajadores no socios, en base a los datos de la Federación Valenciana de Cooperativas de Trabajo Asociado.

La Ribera contaba al cierre del ejercicio 2017 con un total de 135 cooperativas de trabajo asociado en activo, de las que 81 se localizan en municipios de la Ribera Alta y 54 en la Ribera Baixa. Cabe señalar que de las 161 cooperativas que se crearon ese año en el conjunto de la Comunitat Valenciana, siete nacieron en la Ribera: dos en Alginet y una en Algemesí, Carcaixent, Carlet, Almussafes y Favara. Veintiocho municipios de la comarca cuentan con alguna cooperativa.

El objeto empresarial de estos nuevos emprendedores es de lo más variado: fabricación y venta de objetos de decoración a partir de materiales reciclados, proyectos de interiorismo y decoración, consultoría y externalización de I+D+I y desarrollo de prototipos para empresas en el campo de la ingeniería biomédica y desarrollo de tecnología aplicada, construcción y venta de casas de madera, fabricación de maquinaria, alojamiento de interior y fabricación de pinturas, barnices y masillas.

En el caso de Ecoinvéntame, nace con la idea de aplicar la economía circular -«nuestro objetivo es reducir los residuos y dar un uso a aquellos que se generan», comenta Méndez- y las impulsoras muestran su simpatía por la economía del bien común: «El objetivo prioritario no es ganar mucho dinero, sino que ese reparto de dinero cuide al trabajador y nuestra prioridad no es el 'cash' sino el capital humano», incide Méndez.

Esta cooperativa apuesta por hacer de un residuo, en este caso el poso del café, un producto novedoso en el mercado con una línea ornamental y otra funcional «totalmente biodegradable» tras un proceso de prueba en el que ha contado con la colaboración de la Universitat Politècnica de València a través de la catedrática Amparo Ribes, explica Amparo Méndez, que prefiere mantener en secreto este nuevo producto hasta su lanzamiento al mercado. El trabajo arranca con un proceso de recogida selectiva del poso del café que después se mezcla con otros productos y da lugar a una especie de arcilla con la que se trabaja.