Los Presupuestos Generales del Estado para este año contemplan, por fin, una partida económica para redactar el proyecto técnico de la reivindicada conexión directa de Alzira a la AP-7 pero se olvidan de un proyecto trascendental para aliviar los habituales atascos que colapsan la carretera de Albalat, la vía por la que se proyecta el acceso a la autopista de peaje. La falta del demandado nuevo puente sobre el Xúquer que resuelva las retenciones que se registran en el acceso norte a la ciudad condena al polígono industrial y a la extensa área comercial enclavadas en esa zona a concentrar un tráfico infernal y caótico.

El Gobierno y los portavoces del PP se apresuraron ayer a presumir del esfuerzo inversor del Estado en la comarca y subrayaron los 100.000 euros que se reservan para iniciar los estudios del enlace con AP-7, que tiene una previsión presupuestaria de 1,5 millones de euros adicionales en los próximos dos años. Ese montante servirá para elaborar los proyectos y poco más. Las expropiaciones de terrenos y las obras de los accesos a la autopista requerirán un volumen económico muy superior al que se ha consignado hasta ahora.

La conexión de una ciudad tan industrializada como Alzira con la AP-7 es una reclamación histórica de la capital de la Ribera Alta. La patronal la hizo suya hace más de dos décadas pero hasta ahora tanto los empresarios como el ayuntamiento, con gobiernos locales de distinto signo, han clamado en el desierto. Las peticiones han chocado siempre contra la cercanía del peaje de Algemesí. La empresa concesionaria de la autopista se ha negado a admitir la coexistencia de dos salidas y entradas de vehículos a apenas dos kilómetros de distancia.

La previsión del rescate de la autopista por parte del Estado cada vez que acababa la concesión abría esperanzas que pronto se diluían al prorrogarse tres veces el contrato, que continuará vigente hasta 2019 gracias a las negociaciones abiertas sucesivamente con gobiernos de UCD, PSOE y la última con la intermediación del entonces presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, ya con Aznar en la Moncloa.

El consistorio alcireño, y también las Corts Valencianes han reclamado decenas de veces revertir la concesión. Son muchos los que aseguran, incluidos altos dirigentes actuales del PP, que la AP-7 dejará de ser de pago dentro de poco más de un año. Esa es la única vía que puede garantizar la construcción del enlace que Alzira necesita para que los empresarios dispongan de una vía rápida que agilice las exportaciones.

La consignación presupuestaria supone un alivio, pero la falta del puente que sostenga un nuevo acceso norte a Alzira dibuja una solución que quedará a medias.