Un pozo situado en el barrio de l'Alquerieta de Alzira se ha convertido en una suerte de fosa en la que se han arrojado cadáveres de varios equinos. De él se han extraído al menos tres cuerpos de animales que se encontraban decapitados en el interior, según explicaron ayer diversas fuentes consultadas. No obstante, en el interior del agujero había más restos que no se recuperaron por su avanzado estado de descomposición.

Una unidad del parque comarcal de bomberos de Alzira y varios agentes de la Policía Local formaron parte del operativo creado para recuperar los cadáveres de los animales. Las mismas fuentes señalaron que hubo un requerimiento ciudadano a causa del fuerte hedor que provenía de una zona situada junto a la calle Lutxana. Al acercarse al pozo descubrieron los animales.

Las labores para su localización y extracción se han desarrollado durante varios días dada la dificultad del terreno. De hecho, tuvo que acudir una excavadora para allanar el camino por el que debía abrirse paso la grúa que sacó a los animales. Los bomberos bajaron al pozo, de unos cuatro metros de profundidad, con máscaras para protegerse de las emanaciones que genera la putrefacción. Allí descubrieron restos en diferente estado de descomposición. Algunos de ellos podrían llevar semanas en el hoyo. Si bien algunas fuentes consideran que se trataba de ponis, otras apuntan que eran burros. Fueran una cosa u otra, todos se encontraban decapitados.

Una historia que se repite

Los restos recuperados se llevaron posteriormente a una incineradora. Este tipo de sucesos se repiten con frecuencia en ese barrio. Una activista alcireña reprochó ayer que nadie ponga fin al hallazgo de equinos moribundos o directamente fallecidos en los últimos meses. «Los equinos en esta zona son masacrados impunemente y de manera reiterada. Las autoridades competentes no actúan con la firmeza necesaria para frenar esta situación de crueldad animal», denunció.