La demolición controlada de las casas de la calle Chulvi que expropió el Ayuntamiento de Alzira ya en estado de ruina no sólo se ejecutará con especial cuidado en la zona donde algunos investigadores sitúan la presencia de un arco medieval que podría haber delimitado el acceso a la judería, sino también en el inmueble que hasta el año 1995 acogió un horno ya que diversas fuentes documentales señalan que, con las inevitables reformas y aterramientos para elevar el nivel del suelo, se trata muy posiblemente del horno más antiguo de Alzira, que mantuvo la actividad del que Jaume I autorizó construir en el siglo XIII frente a la iglesia de Santa Catalina.

Cabe señalar que el plan especial de protección del centro histórico de Alzira ya incluye este inmueble bajo el concepto «horno medieval» en la denominada Área de Vigilancia Arqueológica Especial. Por otra parte, ante la propuesta de demolición parcial de este conjunto de casas de la calle Chulvi -la normativa obliga a respetar las fachadas-, el arqueólogo municipal, Agustín Ferrer, ya elevó un informe en febrero de 2015 que alertaba de la necesidad de actuar con especial cuidado en el número 2 con el objetivo de constatar y, en su caso, proteger, este horno como elemento de interés arqueológico y etnológico.

«El Llibre del Repartiment» ya alude en una cita fechada el 4 de abril de 1248 a este horno de la Vila ubicado junto a la iglesia de Santa Catalina, que tendría la consideración de «real» ya que, en la época, era potestad del monarca o de algún noble el control del sector «industrial». Posteriores citas confirman que históricamente el inmueble ha mantenido esa misma actividad como horno hasta que cerró finalmente en el año 1995. El informe del arqueólogo municipal deja claro que el horno de esa última etapa no puede ser el mismo que el original del siglo XIII debido a las necesarias reformas que se debieron realizar para mantener la actividad a lo largo del tiempo, las alteraciones causadas por las inundaciones que de forma cíclica ha sufrido la ciudad o las reformas de la propia vivienda, pero ya advertía de que la demolición de estas viviendas se debía realizar de forma controlada, en especial la del antiguo horno, con el objetivo de poder constatar qué se conserva de este elemento de interés arqueológico y etnológico.

El gobierno municipal ha recurrido a fondos del denominado Patrimonio Municipal del Suelo (PMS) para acometer el derribo de estos inmuebles que presentan un estado ruinoso que los hace inaccesibles. La asociación Gaspar Dies para la defensa del patrimonio histórico de la Ribera alertaba días atrás de que los patios de estas viviendas pudieron conformar en su día un estrecho callejón o «adzucat» en el que el investigador local Norbert Blasco sitúa un arco medieval de piedra que recordaba haber visto en el patio del horno. Este callejón se cegó a principios del siglo XX con la construcción de una estrecha casa cuya fachada recae también en la calle Chulvi. El presidente de la asociación, Francesc Piera, apuntó la posibilidad de que, más allá de un elemento de refuerzo del «atzucat», el arco fuera la puerta de acceso a la judería o barrio judío que se localizaba en torno a la plaza de la Sangre.