La Mesa del Magro, un movimiento integral de este afluente del Xúquer, aprovechó el martes la primera reunión con los altos cargos de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), para, además de reclamar que se respete el caudal ecológico de 200 litros por segundo que establece el plan de cuenca, tal y como ya informó ayer este periódico, exigir el seguimiento, mejora y recuperación del bosque de ribera. Una iniciativa que se completó con la solicitud a la Conselleria de Medi Ambient para que los viveros autonómicos cuenten con especies propias de los márgenes de los cursos fluviales. «El bosque de ribera es la herramienta que tiene el río para protegerse. Actúa como filtro natural y mejora las condiciones del hábitat. La fauna busca este tipo de vegetación para poder vivir. Es muy importante consolidarlo pero solo es posible si se garantiza un mínimo de agua», explicó Jaume Puchalt, asesor técnico de la Mesa del Magro.

Con esta petición, los alcaldes de los siete ayuntamientos integrados en la Mesa del Magro (Alfarp, Catadau, Llombai, Carlet, Benimodo, l'Alcúdia y Guadassuar) pretenden reintroducir plantas como los chopos o el álamo blanco entre otras, que con el paso del tiempo se han visto desplazadas por la creciente proliferación de la caña, el eucaliptus u otras especies invasoras. «Lo ideal sería definir las diferentes zonas donde sí que existe una población notable de bosque de ribera para consolidarlo y protegerlo, controlando la evolución de la flora alóctona. Lo ideal sería hacerlo de manera progresiva. No solo por cuestión de costes, sino también porque empezar de cero podría ser dañino para el medio ambiente. Hay que ir generándolo poco a poco», sentenció Puchalt.