Carcaixent limitará las fiestas que organizan los falleros en la calle. El ayuntamiento modificará la ordenanza de ocupación de vía pública para regular los días en los que las comisiones podrán realizar eventos en los paseos. La nueva norma marcará un número máximo de fechas en las que los representantes de las fiestas josefinas tendrán permiso para trasladar su fiesta a la calle. Una medida estudiada y consensuada por el consistorio con el objetivo de evitar que se produzca una saturación de celebraciones y frenar así las quejas de los residentes, tras originarse un repunte en los últimos años. «Las fallas generan unas molestias que queremos minimizar. Tenemos que convivir de una manera que sea beneficiosa para todas las partes. Nuestra intención es que fuera del mes de marzo no se abuse con festejos de cualquier temática, véase la feria de abril, la final de la Champions o Eurovisión, entre otras muchas excusas que se utilizan. Como máximo podrán montar sus espectáculos un día, salvo casos excepcionales», explicó Paco Salom, alcalde de Carcaixent.

Se acabaron las verbenas, las cenas a la brasa, los cortes de tráfico, los requerimientos especiales, las prohibiciones y otras restricciones. La regularización de la ocupación del dominio público busca respetar los horarios, cuidar la ciudad y garantizar el bienestar. Y los trabajos para introducir este aspecto ya se han iniciado por parte de la concejalía de Fiestas y Patrimonio, encabezada por Rosa Nicolau, quien fue miembro durante unos años de la Junta Local Fallera. «Los eventos tradicionales como la ´Demanà´ no van a suprimirse, pero sí aquellos que se programan sin tener vinculación alguna con el mundo fallero. Para esos días, ya tienen sus casales, donde pueden hacer todo aquello que les permitan las licencias. Hay que tener claro que se debe respetar el descanso de aquellas personas que soportan año tras año, la alegría de las fiestas del fuego», señaló Salom.

Vecinos y falleros

Estos acontecimientos siempre han convivido con los vecinos y vecinas desde épocas inmemoriales. Las fallas suelen juntarse en la vía pública para hacer fiestas en grupo. Pero el nuevo compás de los tiempos, con un mayor control por la accesibilidad y el respeto a la estética, la ordenación urbana y la calidad de vida, han llevado al ayuntamiento a tomar cartas en el asunto. En el caso de Carcaixent, la gran mayoría de los casales de las comisiones tienen licencia B, lo que implica que no son abiertos a la pública concurrencia y que pueden realizar actividades lúdicas y de ocio dirigidas a los miembros de la comisión y a invitados. Aun así, las limitaciones horarias les han llevado muchas veces a tomar la alternativa de la calle, una decisión que ha generado multitud de quejas entre los carcagentinos. «Había que buscar una solución con calma y diálogo y nosotros creemos que es la más justa. Tenemos que aprender a convivir. De puertas hacia adentro pueden hacer lo que quieran, pero hacia afuera no puede convertirse en una costumbre anual. Al final, esto nace porque los habitantes reclamaban continuamente un remedio que regulase la ocupación de la vía y pudiera respetar su descanso», aseguró el primer edil. En la misma línea se mostró la concejal de Turismo, Paula Lozano, que afirmó que la decisión se ha tomado para evitar más molestias tras aumentar el descontento entre vecinos.