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Los ecologistas piden parar el Manhattan para proteger la desembocadura del río

Agró alerta del alto coste ambiental y paisajístico que supondrá la urbanización de Cullera y apuesta por la configuración de un conector verde

Zona donde está programada la ampliación urbanística conocida como el Manhattan. vicent m. pastor

Los ecologistas no están, ni mucho menos, contentos con las iniciativas que desde diferentes administraciones se llevan a cabo para reactivar la urbanización del denominado Manhattan de Cullera. El ayuntamiento ha anulado el convenio que le obligaba a gestionar la urbanización, un macroproyecto diseñado con 33 edificios de hasta 25 alturas y dos hoteles de 40 plantas junto a la desembocadura del Xúquer y los promotores inmobiliarios vuelven a sentir interés por urbanizar ese enorme solar de enorme valor turístico. Acció Ecologista-Agró cargó ayer con fuerza contra esos planes al considerar que la desembocadura del río debe quedar protegida como una zona natural en la que el paisaje original mantenga su prevalencia, consiguiendo que se configure como una conector ecológico.

Los ecologistas ven con preocupación el renovado interés privado, que es infinitamente más ágil que la farragosa administración pública, por lo que se interpreta como la única vía que garantizará cumplir el calendario impuesto por el Plan de Acción Territorial de la Infraestructura Verde del Litoral (Pativel), que obliga a iniciar la construcción del Manhattan antes de cinco años. De no cumplirse este plazo, el terreno volverá a ser rústico. Esa es la voluntad de colectivos como Acció Ecologista.

Pero no solo ellos, ya que diferentes vecinos y asociaciones de la comarca están manteniendo reuniones para crear una plataforma que, de forma unitaria, pueda atesorar más poder para luchar, en primer lugar contra macroproyectos como el pensado en Cullera, ampliando después sus iniciativas ecologistas a otros campos.

«El coste ambiental y paisajístico es enorme, como también otros que no se han tenido en cuenta como el gasto de agua en una zona en la que los recursos hídricos son limitados. Todo es negativo. Los terrenos deben ser revertidos al mundo natural y crear allí un corredor verde y un espacio natural y sano», argumenta la miembro de la comisión de Territorio de Acció Ecologista-Agró, Eva Tudela.

El ayuntamiento desea fervientemente construir el Manhattan pero evita meterse en el avispero de su urbanizacion. Dejará que sean los empresarios quienes tomen la iniciativa y ahorrará a las arcas públicas mucho dinero ya que el gobierno local reclamará que los propietarios de los solares costeen el puerto deportivo que debía financiar la Generalitat. También les pedirá que mantengan el aparcamiento previsto de 1.500 plazas y que aumenten las plazas hoteleras.

«Parece que todo depende del capital económico porque son empresas muy potentes, a menudo llegadas desde el extranjero, que impiden a las administraciones oponerse a los proyectos porque se supone que son creadoras de muchos puestos de trabajo. Pero ni eso está demostrado. Ni la Generalitat se atreve a decir que no. Las megaurbanizaciones no son la solución para el paro ni para el turismo», argumenta Tudela.

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