La gestión del tripartito al frente del Ayuntamiento de Alzira se ha convertido en un auténtico despropósito. Un problema de primer orden es el caos circulatorio conseguido a base de acumular obras de hacer y deshacer, que han convertido la ciudad en intransitable tanto para peatones como para vehículos.
Otro error permanente es la improvisación. Hemos comprobado como en aceras que ya existían rebajes, han destrozado la acera para volverlas a hacer; adoquines que se cambian pasado un año; bolardos nuevos que se pintan con el color rojo; asfaltado que salta por su mala calidad; cambio de flores de una semana para otra; contenedores que hay que rescatar porque se han quedado sin acceso por el corte de calles; pintada de fachadas gratuitas sin ton ni son por un puñado de votos?¡la lista de desatinos es tan larga! No aburriremos con tanto sinsentido, pero permítannos que concretemos alguno: los adoquines de Pérez Galdós, los rebajes de Barrio Santa Catalina con Pintor Andreu, Doctor Fleming o el asfaltado «low cost» de cualquier calle recientemente asfaltada, maceteros que vienen y van? en definitiva, como se dice, la «faena de Matalafer, fer i desfer».
En vez de perder el tiempo y el dinero de todos en disparates, el equipo de gobierno debería preocuparse de recuperar Alzira. Hay que impulsar la ciudad porque la industria está paralizada y los comerciantes están quemados; la agricultura no levanta cabeza, pese a recordarnos mediante un mosaico que ha costado 12.000 ?, que somos origen y patria de la naranja desde hace 500 años, que los jubilados pese a cobrar pensiones indignas, pagan en este ciudad impuestos desproporcionados, las entradas en la ciudad son un caos y, además, hemos perdido la esencia de la capital de la Ribera con la continua rebaja de servicios y personal como ha ocurrido en los juzgados y la DGT. Es de traca, pero hay más. Lo peor de todo es que este gobierno del «pueblo», como se hacen llamar, sigue cobrando impuestos abusivos e injustos. Lo hacen mientras se vanaglorian de reducir la deuda a costa del sacrificio de todos. ¡Y quieren que creamos que es un logro suyo! Pues va a ser que no. El tripartito no tiene credibilidad, su gestión de vaivenes y caprichos no es sensata. Es un continuo «fer i desfer» como el del Matalafer.
