Una de las teorías sobre la reincidente aparición de cabras salvajes en municipios de la Ribera se centra en la necesidad de buscar comida o agua por la falta de recursos registrada en sus terrenos naturales dada la época de sequía actual. Ante esta tesitura, desde la agrupación local de cazadores quiso ayer hacer especial énfasis en el hecho de que no se les facilite ni comida ni agua. Así, el presidenta Javi González argumentó que «al final estamos hablando de animales y si se acostumbran a vivir de lo que se les deja en algún lado cambiamos sus hábitos. No tengo constancia de casos concretos, pero sí quiero que la gente esté avisada». Sobre un posible contacto con humanos, expuso que «en cinco años solo he visto un ejemplar enfermo y era por sarna. No podemos saber si se puede dar o no un caso de contagio. Pero tampoco podemos olvidar que si se acostumbran a bajar podría cruzarse un animal con un vehículo. Quizás 16 precintos son pocos para controlar la población, pero son más que en otros sitios», indicó.
