Más de 660 personas han respaldado en internet una petición dirigida a la Generalitat y el Gobierno central para que la Administración adquiera el Monasterio de Santa María de Aguas Vivas y frene su deterioro. La posibilidad de que este antiguo convento agustino pase a formar parte del patrimonio público se puso sobre la mesa en la reunión que la semana pasada mantuvieron representantes de los ayuntamientos de Carcaixent, Alzira y la Barraca con la Conselleria de Cultura, sin que llegara a concretarse nada, comentó ayer la concejal de Patrimonio de Carcaixent, Rosa Nicolau. Este conjunto declarado Bien de Interés Cultural (BIC) que en el último año ha sufrido sucesivos intentos de expolio, en algunas ocasiones consumados, ha estado siempre en manos privadas, aunque la historia pudo cambiar en octubre de 1985, cuando el Ayuntamiento de Alzira estuvo a un paso de adquirir la propiedad en la etapa de Francisco Blasco como alcalde.

El cronista oficial de Alzira, Aureliano Lairón, da cuenta de este hecho desconocido para el gran público en el volumen de su «Crónica del siglo XX» que abarca la década de los ochenta. Según detalla, la comisión municipal de gobierno, reunida con carácter extraordinario el día 11, acordó «adquirir el pleno dominio de la finca denominada Monasterio de Aguas Vivas constituida por dos inmuebles, uno de 72 hanegadas y otro por la heredad denominada ´Finca del Convento de Aguas Vivas´» por un importe de 150 millones de pesetas. El también archivero municipal completa este apunte histórico señalando que, minutos antes de la adopción del acuerdo, «la parte vendedora se vuelve atrás al presentar su propietario, Juan Antonio Vidal, un requerimiento notarial en el ayuntamiento revocando los poderes concedidos a su padre, que ha llevado a cabo la negociación con la alcaldía».

El cronista de la Barraca, Eugenio García Almiñana, recordó ayer que el Ayuntamiento de Alzira tuvo la opción de adquirir este conjunto fundado en el siglo XVI, si bien cuatro años después formalizaba la compra de la finca de la Murta. García Almiñana recordó que el empresario de Carcaixent José Antonio Vidal había adquirido a finales de los años setenta el monasterio y lo había convertido en hotel -en aquellos momentos también se utilizó como salón de banquetes y convenciones-, si bien la aventura empresarial tuvo poco recorrido y el edificio permaneció un tiempo cerrado hasta su adquisición en 1995 por el empresario gandiense Tano.

El monasterio carece de actividad desde hace dos años y medio aproximadamente, después de que la empresa que gestionaba el negocio entrara en concurso de acreedores y éste derivara en el cierre. El edificio ha sufrido sucesivos intentos de robo en los últimos meses. Sin ir más lejos, la Policía Local de Carcaixent interceptaba el viernes a cuatro individuos que trataban de sacar enseres del edificio. La conselleria se ha comprometido a buscar fórmulas para «blindar» el conjunto y evitar nuevas asaltos. «No queda nada, es un desastre, lo único que no han estropeado de momento es el claustro», indicó Eugenio García.

El alcalde de Alzira, Diego Gómez, comentó ayer que «sería ideal» que la Generalitat y la diputación se implicaran en la compra del edificio junto a los ayuntamientos para recuperarlo, si bien admitió que no hay abierta ninguna negociación en ese sentido.