La agresión registrada en un colegio de la Ribera Alta que provocó que un alumno de once años permaneciera quince días ingresado en un hospital activó el Plan de Prevención de la Violencia y Promoción de la Convivencia (Previ), una herramienta diseñada por la Conselleria de Educación para que los directores notifiquen las incidencias y que, en caso de agresión psicológica o física, conlleva la aplicación de medidas correctoras, según confirmaron ayer fuentes de la Administración educativa, que indicaron que la sanción al agresor -tres días de expulsión, según reveló el padre de la víctima- «es la que estipula el reglamento de régimen interno del centro». Estas fuentes indicaron que el alumno implicado, de doce años, no había manifestado hasta el momento ninguna actitud agresiva y que, por contra, ha mostrado arrepentimiento.

«La Conselleria de Educación activó el protocolo Previ y todas las actuaciones que se están llevando a cabo en el colegio se centran en tratar al niño agresor desde el punto de vista pedagógico y psicológico para averiguar por qué reaccionó de esa forma y evitar que vuelva a pasar», indicaron fuentes de la propia conselleria, mientras apuntaban que, asimismo, el protocolo contempla centrar la atención en el menor agredido y su familia.

Como ya informó Levante-EMV en primicia, el padre de un alumno de este colegio público de la Ribera Alta presentó la semana pasada una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Llombai por lesiones, en la que relata la agresión sufrida por su hijo que le provocó un hematoma en el riñón izquierdo que le mantuvo quince días ingresado en el Hospital la Fe de València, si bien un problema con el catéter que le habían puesto provocó que volviera a ingresar pocos días después de recibir el alta y pasara una segunda vez por el quirófano.

Patadas en el suelo

El padre explicó que, al parecer, los dos alumnos implicados habían tenido un encontronazo durante un partido de fútbol en la clase de gimnasia y que, ya en la fila de regreso a clase, el otro chico apartó a su hijo, lo tiró al suelo y empezó a pegarle patadas hasta que el profesor consiguió separarlo. El progenitor de la víctima valoró como leve la sanción disciplinaria impuesta, tres días de expulsión según le había comunicado el centro, cuando su hijo había estado veinte días fuera de de clase.

Fuentes de la conselleria indicaron que la sanción aplicada es la que estipula el reglamento interno del colegio y explicaron que, tras el incidente, se había activado el Previ, una aplicación que permite a los centros introducir las incidencias ya sean agresiones o casos de acoso escolar y que, coordinada por la dirección general de Política Educativa, cuenta con unidades de atención e intervención.

Las mismas fuentes indicaron que las medidas correctoras en caso de una agresión o acoso «siempre tienen en cuenta que la persona que pueda haber sido atacada restituya su propia confianza y seguridad», mientras que se realiza un trabajo pedagógico individualizado «tanto con los posibles agresores, las víctimas y los posibles observadores».