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El fuego como herramienta preventiva y operativa

Los técnicos defienden las quemas controladas para establecer un equilibrio y favorecer la regeneración

«El fuego siempre estará», asegura Cerdà. Un infierno que en los climas mediterráneos es cíclico. Un culto prehistórico de la naturaleza que el hombre ha multiplicado y un instrumento que podría servir para administrar el paisaje, según recogen los expertos. «Existe desde mucho antes de que los humanos aprendiéramos a manejarlo y si se utiliza como herramienta para la gestión ambiental, puede ser muy positivo. Estamos renunciando a un conocimiento ancestral que va casi unido a nuestra genética. Es amigo y no enemigo. Si se realizan quemas controladas, se podría favorecer la regeneración. El fuego es el gran herbívoro. En nuestra mano está redomesticarlo y adaptarnos a él, así como recuperar la importancia de la fauna, factor clave en el mantenimiento de las montañas», indicó Cerdà.

En la misma línea se mostró Ferrán Dalmau, quien declaró que su utilización controlada puede ser positiva para el medio ambiente. «No todo el fuego es malo. El problema son los incendios de alta intensidad. Los técnicos de incendios lo utilizan como herramienta tanto preventiva (quemas prescritas) como operativa (contrafuegos, quemas de ensanche o de cierre de perímetro). Forma parte de los ecosistemas mediterráneos desde mucho antes de que los humanos aprendiéramos a manejarlo. Por poner un ejemplo del nivel al que hemos llegado a día de hoy: jardineros contratados por residentes en urbanizaciones que tiran restos de poda en el perímetro de la zona residencial por no llevarlo a un ecoparque o por no contratar un contenedor, que vale muy poco. Esa suciedad acumulada al otro lado de la valla, actúa como acelerante del incendio el día en el que se confirma el desastre. ¿Cómo puede ser posible que no se den cuenta», se pregunta el ingeniero forestal.

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