El temporal del domingo no fue registrado por los radares meteorológicos. Apareció sin previo aviso y ha dejado una imagen desoladora en la Ribera. Se gestó en Albacete y avanzó rápidamente hasta el pantano de Tous, donde se mantuvo estático hasta que superó las montañas, momento en el que se inició el desastre. «Este fenómeno se denomina «Downburst» o reventón atmosférico. Se trata de una tormenta muy peligrosa que se origina cuando una corriente vertical de aire se desploma y descarga una gran cantidad de agua con granizo, acompañada de fuerte aparato eléctrico y rachas de viento muy potentes. Su vida es muy corta pero muy intensa y arremete con todo lo que se encuentra a su paso. Muchas personas lo confunden con un tornado o un huracán, pero sus características no tienen nada que ver», explica el meteorólogo de Alberic, Rafa García.

Además del campo, el mobiliario urbano también se vio afectado por esta fuerte tromba de agua y pedrisco. A los constantes cortes en el fluido eléctrico, varios árboles cayeron sobre la CV-50 y en ciudades como Alzira y Algemesí. La subestación de Iberdrola sufrió la caída de un rayo que dejó durante buena parte de la tarde-noche a una decena de municipios como Alberic o Guadassuar.

Los daños provocados por la intensa tormenta de pedrisco y viento son de extrema gravedad en los cultivos, hasta el punto de arrasar la totalidad de las cosechas en muchos campos de caqui, naranjas, mandarinas y otras producciones hortofrutícolas, sobre todo, melón, sandía, tomates y nectarinas. Fue en cuestión de minutos. Tiempo suficiente para destruir más de 14.000 hectáreas y provocar unas pérdidas de más de 50 millones de euros.

La peor parte -por volumen de producción- se la ha llevado Algemesí con 3.067 hectáreas afectadas, seguida de Guadassuar (2.074 ha), l'Alcúdia (1.846 ha), Carlet (1.219 ha), Alberic (1.109 ha) y Alzira (968 ha), entre otros. «Ha sido un golpe muy duro. Este temporal tendrá graves consecuencias económicas y sociales para la comarca. Es un desastre. Se van a perder muchos puestos de trabajo y las cantidades de recolección de cítricos y frutas se van a reducir considerablemente», explicó el secretario comarcal de La Unió, José Carlos Martínez.

El porcentaje de cosecha dañada varía según las zonas y las variedades, no obstante, el caqui ha sido el más perjudicado. «Yo he llorado al salir de casa y comprobar en primera persona el desastre. Están todos los trabajadores desanimados. Es un calvario constante. La impotencia es indescriptible. Ahora, las Administraciones deben dar un paso al frente y demostrar que están a nuestro lado. Parecía una trilladora que iba destruyendo todo lo que encontraba a su paso», rememoró el vicepresidente de AVA, Bernardo Ferrer.

Respecto a los cítricos, la superficie de mandarinas y naranjas lastimada se sitúa en torno a las 7.000 hectáreas. Los grados de afección oscilan entre el 20 % y el 100 %. Habrá que esperar a su evolución para conocer con exactitud el alcance de los daños. «Una granizada de estas magnitudes es difícil de ver», lamentó Ferrer.

El empleo también se verá afectado, ya que las tareas de recolección y mantenimiento de los campos constituyen una fuente de trabajo importante para la comarca. «El problema se agravará con el paso del tiempo. No va a ser fácil olvidar esto. Mucha gente se va a ver lastimada de manera indirecta», sentenció Martínez.

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