Mas de 600 personas han mostrado su apoyo a una petición lanzada en la plataforma de internet Change.org para cambiar la ubicación de la mezquita que se proyecta en Algemesí, que se construirá en la calle Sant Roc. El templo se ubicará en una nave ya derruida de la zona del Raval y la impulsora de la campaña argumenta que con su llegada «se acabó el descanso para todos los vecinos. No nos negamos a la construcción,pero que la construyan en las afueras del pueblo». Esgrime como principal argumento que la zona se llenará de coches durante los días que se programe una actividad de culto. A su vez, muestra su preocupación porque en la zona residen sus familiares cercanos e, incluso, transcribe una conversación mantenida con la alcaldesa Marta Trenzano a través de las redes sociales sobre el emplazamiento de la mezquita.
La alcaldesa de Algemesí replicó ayer: «Si dice que tardé dos días y medio en contestar, igual es un récord, no sé si todos los representantes públicos harán lo mismo. Cuando me preguntó sobre la ubicación le expliqué que hablamos de una iniciativa privada, que cumple con todos los permisos por ahora y que la Constitución garantiza la libertad de culto». Sobre un posible aumento de los coches aparcados, Trenzano es tajante: «Habrá los mismos que ahora. Cuando se hace misa en la Basílica de Sant Jaume no pasa nada. No se llena de vehículos la zona», dijo.
La comunidad musulmana de Algemesí es la impulsora de la mezquita. Sus integrantes compraron hace tres años una nave con recursos propios y la demolieron. Por el momento, no han solicitado ninguna licencia de obras y todo apunta a que siguen inmersos en el búsqueda de financiación: será un templo abierto a todos los vecinos de Algemesí, pero de iniciativa privada.
«En el ayuntamiento no contamos con ninguna petición relacionada con un permiso para iniciar las obras. Por ahora el proyecto se ha realizado siguiendo todos los cauces legales. No hay ningún problema», expuso Trenzano. Sin licencia aprobada, no es posible estimar una fecha de apertura para el complejo religioso.
El mayor peligro reside en que haya un trasfondo islamófobo en la petición de cambio de ubicación. La alcaldesa expuso que «es una interpretación que no quiero ni tener en cuenta. En Algemesí hay gente cristina, musulmana y personas que son religiosas. Todos tienen cabida, tenemos que ser respetuosos para favorecer la integración y la convivencia».