Seis y media de la mañana. El sol aún no ha asomado del todo por el horizonte de la Ribera. Y un grupo de adultos ataviado a la antigua usanza -con espardenyas, gorros y trajes tradicionales que combinan el tono blanco de la camisa y el pantalón con el cinturón negro- cargan un camión con grandes troncos para llevarlos río Xúquer arriba. Es el inicio de la «maerà» de Antella, una cita que ya ha registrado siete ediciones y se ha consolidado como uno de los eventos que dan el pistoletazo de salida a las fiestas patronales del municipio de la Ribera.

Quince gancheros -entre adultos y jóvenes- transportaron de la forma tradicional -con palos acabados en garfios y a través del agua- casi cinco toneladas de madera por el caudal de l'Assut, en un evento que volvió a teñir de historia la conocida playa fluvial de la localidad. Un total de seis barcas -tres construidas antes y tres improvisadas- sirvieron de medio de transporte para los también llamados «maeros», que está vez contaron con la ayuda de un grupo homónimo de Cofrentes y con la música del cantautor de l'Alcúdia Dani Miquel, que se encargó de amenizar la velada y acompañar con sus letras el desplazamiento de los troncos de hasta siete metros de longitud.

Un término peyorativo

Leo Part es vecino de Antella y es uno de los organizadores del evento desde sus inicios. Ayer explicó cómo comenzó a gestarse la iniciativa en 2011: «En el pueblo desde hace mucho tiempo se utilizaba 'maero' como un término peyorativo y quisimos llegar al origen de la cuestión. Hace mucho tiempo había un vecino al que llamaban Quico el 'maero' que vino de fuera y se casó con una mujer de Antella. Procedía de Millars y se dedicaba a transportar la madera de la forma tradicional por el río. Creímos que era una buena idea organizar el evento para rendirle homenaje y redescubrir parte de nuestro historia».

Con cada edición, la iniciativa ha ido ganando fuerza y la entidad organizadora reconocimiento. Así desde hace dos años, el grupo «Maeros del Xúquer» forma parte de la International Timber Raftsmen Association, junto a otras 42 asociaciones de doce países europeos diferentes. Los troncos fueron empujados con ganchos durante un recorrido fluvial de dos kilómetros de extensión para acabar en la misma pasarela por donde discurre el agua -conocida como sillería- y ser extraídos gracias a la ayuda de la fuerza animal de los caballos.

Sobre las dos y media del mediodía, los participantes en la travesía se toparon con los bañistas de l'Assut, finalizando los trabajos horas después. «Todo ha salido bien. Y eso es lo más importante», apuntó un exaltado Leo Part.

El oficio de los gancheros y su protagonismo en el transporte fluvial está pendiente de ser declarado como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO después de que en 2012 se presentase en Pobla de Segur (Lleida) la solicitud de su candidatura. Antella ya se ha convertido en un punto de referencia en este aspecto gracias a las sucesivas ediciones de la maerà.

La cita de ayer concluyó con la participación de la colla de muixeranga de Alginet. Fiesta, cultura y tradición se dieron la mano de nuevo en aguas de la l'Assut de Antella. Hasta el año que viene.