Una empresa de Guadassuar ha dejado a cerca de un centenar de agricultores sin cobrar la cosecha de caquis del año pasado. Otro golpe al sector primario de la Ribera. Una situación que se conocía y se había vivido anteriormente en el cultivo de cítricos, pero que ahora se traslada ya al rojo brillante, en claro auge comercial durante los últimos tiempos. La compañía ha incumplido el compromiso de pago adquirido y ha emplazado a los afectados al próximo mes de septiembre con la intención de encontrar una solución. Actualmente, están trabajando en la campaña de sandías a pleno rendimiento tratando de reflotar la actividad y esperan recuperar la normalidad lo más pronto posible.

Fuentes cercanas al comercio, aseguraron a este periódico que «siempre han sido muy serios, no obstante, esta campaña han tenido un problema con otra firma europea que todavía les debe más de un millón de euros». Argumentos insuficientes para los labradores, que descubrieron la tesitura cuando acudieron con sus cheques al banco y este se los devolvió. «Nos han dado largas. Además, es casi imposible contactar con el propietario. Esperaremos unas semanas más, pero si no resuelve, estudiaremos la posibilidad de emprender acciones legales. La primera víctima somos los que estamos siempre en el campo, pero la estructura de la empresa también acaba deteriorándose. Nosotros somos unos verdaderos héroes. Siempre estamos lidiando contra todo, véase la meteorología o la baja rentabilidad. Estamos hechos de otra pasta, porque estoy seguro de que muchas personas no aguantarían todas estas desgracias», señaló uno de los perjudicados.

El negocio comercializó la pasada campaña de caquis alrededor de cinco millones de quilos. Sobre todo, exportó su género a Europa, concentrando su oferta en países como Francia o Alemania. Levante-EMV trató de contactar ayer con el gerente, pero no respondió a ninguna de las llamadas. Se desconoce la cantidad económica total que adeudan, aunque personas vinculadas al almacén, indicaron que es muy probable que no inviertan en el rojo brillante la próxima temporada, después de las numerosas adversidades que arrastran desde hace meses. «La gente tiene que tener calma. Creo que se resolverá. El problema es que con este tipo de prácticas se amenaza la estabilidad del sector».

Desamparados

Por su parte, los damnificados exigen que se formalice el desembolso cuanto antes y denuncian la situación de «indefensión» en la que se encuentran para reclamar su dinero. «Cuando vendemos nuestra cosecha a un comercio no sabes su situación real y la forma de pago suele ser a largo plazo, asumiendo todo el riesgo sobre el cobro». Estiman que puede haber al menos, un centenar de personas de l'Alcúdia, Carlet, Alzira o Alberic con el mismo problema y se trata, por lo general, entre los 1.200 euros y los 3.000 euros. «Todos los tratos de compra corresponden a la pasada campaña. No puede ser que te recojan la fruta y estemos tanto tiempo esperando. Los impagos son, en muchas ocasiones, camuflaje de una estafa de libro. No queremos aventurarnos porque el dueño nos ha ratificado su voluntad, pero esto es un desastre», manifestaron.

Esta circunstancia contrasta con los pronósticos de los productores para este año, que aseguran que el descenso de hasta un 35 % en la cosecha tras los graves daños sufridos en las plantaciones por el temporal de pedrisco que azotó la comarca de la Ribera a principios de julio, está causando un alza de precios, que se sitúan ya en niveles similares a 2014, igualando los índices marcados antes de aplicarse el veto ruso. Así, apuntan a una producción de 240.000 toneladas a un mes de la recogida de los primeros frutos. «Lo poco que no tenemos dañado, esperamos poder venderlo a alguien con total garantías de cobro», finalizaron.