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El Museu Faller de Alzira devuelve a las comisiones los «ninots» de 20 años

El ayuntamiento transformará el recinto en un espacio interactivo con fotografías y documentos gráficos

Los representantes de las fallas cubrieron ayer con plásticos los «ninots» del museo. v. tafaner

El Museu Faller de Alzira se quedará sin «ninots» indultados. Pudieron salvarse de las llamas, pero no de la revolución tecnológica. Se acabaron las exposiciones de monumentos de cera, cartón piedra y poliespán. El ayuntamiento ha solicitado a las 35 comisiones de la ciudad que retiren sus figuras más emblemáticas de este centro cultural para convertirlo en un nuevo espacio interactivo en el que se recopilarán fotografías, documentos y grabaciones. Una biblioteca digital con todo el legado de las fiestas josefinas, declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

La decisión ha pillado por sorpresa a los principales representantes, que además de sacar sus obras, tendrán que enviar la máxima documentación que tienen a su alcance como «llibrets» y material gráfico, con el objetivo de completar este renovado punto de interpretación. Ayer ya empezaron a enmarcar algunos de los ejemplares para iniciar el traslado cuanto antes. Muchos de ellos con dudas por no saber dónde ubicar todas las piezas. Y es que el problema de espacio, también ha sido una razón de peso para que el consistorio se haya lanzado a transformar el Museu Faller. «Se comentó hace unos meses la posibilidad de contar con este punto, pero no ha sido hasta ahora cuando nos ha tocado avisar a las comisiones. La mayoría están de vacaciones, pero creo que lo resolveremos. El problema es que Plaça Major, Camí Nou y El Mercat cuentan con muchas figuras y no saben dónde dejarlas», señaló el vicepresidente del área de monumentos, Pascual Villén.

La vicealcaldesa de Alzira, Isabel Aguilar, explicó que su inversión les permitirá contar con un espacio renovado y emplazó al presidente de la Junta Local, Jaume Bohigues, a encontrar una solución para aquellos que todavía no han decidido qué hacer con sus obras. «Nos gustó mucho la idea de Gandia y hemos decidido importarla hasta aquí. Estamos hablando de una tradición que va a más. Si cada año entran «ninots» nuevos, al final nosotros tampoco sabremos dónde ponerlos. La intención es que la gente de Alzira y los turistas disfruten de una muestra que sea capaz de acercar toda la esencia de las fallas en unas instalaciones únicas».

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