La alerta de un sensor instalado ante la sospecha de podredumbre interior de un gran chopo ubicado en la confluencia de las calles Francisco Bono con Pare Castells, justo en frente del instituto José María Parra, provocó ayer la tala de este ejemplar por cuestiones de seguridad. Una empresa especializada instaló en mayo el sensor para controlar la inclinación y, desde entonces, se ha realizado un seguimiento periódico. El dispositivo alertó a finales de la semana pasada de un movimiento sin que se hubiera producido ningún episodio de fuertes vientos y sin que el árbol recuperará la posición inicial por lo que, ante el riesgo que que se precipitará sobre la vía pública, ayer se procedió a su retirada.

El concejal de Servicios Públicos, Fernando Pascual, señaló ayer que se trata de un árbol de unos 70 años que, pese a su antigüedad, no contaba con ningún tipo de protección y comentó que los técnicos han aconsejado retirarlo debido al riesgo que representaba. «Por seguridad había que cortarlo ya que se encuentra al lado de un establecimiento de hostelería y frente a un instituto y, con los informes técnicos encima de la mesa, teníamos que actuar de forma inmediata», señaló el edil. La calle Francisco Bono se cerró al tráfico durante los trabajos, que confirmaron que el tronco estaba podrido por dentro.