Después de los graves episodios de contaminación por humo sufridos por la ciudad de València y su área metropolitana durante la quema de la paja del arroz del otoño pasado, el ayuntamiento de la capital se ha mostrado de acuerdo con el pacto alcanzado por el Consell y todas las partes afectadas para la presente campaña, que adelantó la semana pasada en exclusiva Levante-EMV. El acuerdo consiste en dividir el arrozal en dos sectores y quemar alternativamente uno de los dos cada año. Y este año a València, así como al resto de pueblos del entorno y una pequeña parte de la Ribera, le toca no quemar, lo que en principio es una buena noticia a efectos de polución.

Según explicó la concejala de Agricultura, Huerta y Pedanías, Consol Castillo, en València apenas se quemarán seis «tancats» que se encuentran más bajos que el resto y que complican las labores de las máquinas. Pero el resto se recogerá y se reciclará de acuerdo con los planes que ya se pusieron en marcha el año pasado y los que están en vías de desarrollo.

Castillo recordó que en 2017 el ayuntamiento puso a disposición de los arroceros tres máquinas empacadoras que recogieron el 40% del rastrojo. Todo ese material se pudo vender a los ganaderos aprovechando la escasez de paja de cereal de la zona de Castilla y este año se intentará repetir la operación incluso a más gran escala.

Generación de compostaje

Además, recordó la concejala, se ha firmado un acuerdo con Mercavalencia para hacer compostaje junto con los residuos orgánicos de la entidad, iniciativa que en los próximos años se quiere repetir con el Entre (entidad de residuos sólidos) para hacer lo propio con los residuos orgánicos que se recogen en València y su entorno. A ello hay que sumar, en última instancia, los proyectos que existen para aprovechar la paja del arroz, desde la construcción de viviendas hasta la elaboración de fallas.

Si todos estos planes funcionan, el año que viene, cuando se pueda quemar, se intentará recoger también todo el rastrojo que se pueda. La idea es contaminar lo menos posible y que lo que se queme genere las mínimas molestias a la ciudad.

En este sentido, la concejala de Agricultura, Huerta y Pedanías explicó que el Consell mantiene contactos con la Federación de Vecinos para intentar que el impacto sea mínimo, aprovechando la noche, el régimen de vientos y un calendario adecuado que, en cualquier caso, no sea excesivamente largo ni complique el proceso de retirada de la paja.