Doce familias de Cullera se realizarán pruebas de ADN para identificar a sus familiares en caso de que estén enterrados en la fosa 112 de Paterna, uno de los lugares con mayor presencia de fusilados en la Guerra Civil de la Comunitat Valenciana. Doce heridas que quieren cerrarse -o al menos curarse en parte- gracias a la posibilidad de honrar a sus muertos. «Nuestro objetivo es poder recuperar sus restos y, en especial, poder rendirles el tributo que en su momento nos impidieron realizar», explica Alex Grau, uno de los cullerenses que está participando en la iniciativa. Busca los restos del hermano de su abuela materna, que murió en Paterna junto a uno de sus hermanos gemelos. Esta última víctima no podrá ser identificada: su cuerpo fue arrojado al mar en el Estrecho de Gibraltar.

Según todas las informaciones, los restos de Joaquín Ferrer se encuentran en la fosa del cementerio de Paterna, que fue de nuevo abierta el pasado lunes gracias respaldo de la Diputación de València. Fusilado en la tapia del cementerio, perdió la vida a manos de un batallón el 30 de noviembre de 1939, formando parte de un grupo de 50 personas. Todos fallecieron ese día. «En este caso no existe ningún motivo de revancha, sino más bien se está realizando esta búsqueda para reparar la imagen de una persona a la que no se le conocía públicamente filiación política alguna», expone Grau. Los allegados de Joaquín Ferrer son otra de las doce familias de Cullera que han aceptado someterse a la analítica de ADN.

El de Fabiola Morant es un caso parecido. Busca a su abuelo, José Costa Bayona, que fue fusilado el 20 de mayo de 1940. «Sabemos que se encuentra en la tumba común, porque cada año iba con mi abuela a hacerle una visita. Solo deseamos poder tener sus restos», comenta.

Francisco Vallet, por su parte, quiere recuperar a su abuelo paterno, Juan Vallet Font. «No teníamos constancia de dónde podía estar enterrado mi abuelo, pero mi padre realizó diversas investigaciones y llegó a la conclusión, a través de los estudios de diversos historiadores entre los que se encuentra Vicent Gabarda, de que podría formar parte de las víctimas enterradas en la fosa 112», subraya. Tanto para Fabiola como para Francisco, encontrar los restos de sus abuelos tiene una gran importancia, ya que desean que ambos puedan descansar junto a sus parejas en sus respectivos nichos. Fabiola apunta que la posibilidad de su abuelo pudiese descansar junto con su abuela significaría para su madre «un descanso en vida, sería la mujer más feliz del mundo al ver que se ha cumplido uno de sus sueños», destaca.

66 víctimas en la memoria

Cabe recordar que Cullera es la localidad de la Ribera Baixa con más víctimas ejecutadas tras la contienda civil. Concretamente, fueron 66 los cullerenses fusilados, lo que representa prácticamente el 5 % de la población de entonces, según el estudio «Els afusellaments al País Valencià (1938-1956)», cuyo autor es Vicent Gabarda. Eran personas de todas las edades y condiciones. El más joven tenía 22 años y el mayor 62. Había agricultores, obreros, marineros, camareros, panaderos, amas de casa e, incluso, un banquero. Algunos no contaban con adscripción política reconocida. Otros eran militantes del PSOE, UGT, la CNT-FAI, el Partido Comunista e Izquierda Republicana, entre otros.

En la fosa común 112 se encuentran represaliados del franquismo fusilados el 30 de noviembre y el 8 de diciembre de 1939, con cien víctimas en total. En realidad, fueron asesinados el día 9 por ser el 8 festivo. Entre los restos de personas allí inhumadas se encuentran los de diecinueve ciudadanos de Cullera.