El incendio que abrasó en la noche del martes unos 40.000 cajones, más de un millar de palets y otros utensilios agrícolas almacenados en un solar próximo a las naves de la cooperativa agrícola de Alginet no fue la única alarma por fuego declarada esa noche. También ardieron varios contenedores de residuos en diferentes puntos de la población. Podría pensarse que esta multiplicación de siniestros declarados a la misma hora se debió al infortunio, pero hay motivos para sospechar que fue una acción premeditada. Se trata de una treta habitual en el mundo de la delincuencia para despistar a las fuerzas de seguridad y, además, una experiencia similar ya se vivió hace apenas tres meses cuando también de madrugada, las llamas destrozaron otros 120.00o cajones, palés y maquinaria industrial de la misma cooperativa.
Esta serie de coincicencias alimenta una de las hipótesis que barajan los investigadores: que nada fue casual, ni en febrero ni ahora. Al concluir su investigación ocular, los policías y bomberos que intervinieron en la madrugada del miércoles en la extinción del incendio coincidieron en el pronóstico: el fuego había sido intencionado. El alcalde reveló que las llamas partieron de dos puntos diferentes dentro de un solar vallado en el que no se encontró ni un solo elemento que pudiera generar una chispa o una llamarada.
Alarmas encadenadas
Pero la cadena de incendios en contenedores que se registraron esa noche despierta todavía más recelos. Un vecino de la localidad fue visto mientras prendía fuego a un contenedor situado en la calle Doctor Comins. Y no fue el único. Los teléfonos de emergencias recibieron varias llamadas alertando de que el fuego también afectaba a otros basureros de la población. Las llamas tuvieron que ser extinguidas en estos casos con la ayuda de vecinos y de un operario municipal.
Los antecedentes también favorecen la desconfianza. Hace apenas seis meses, las fuerzas de seguridad tenían previsto efectuar esa misma noche una actuación policial que quedó frustrada por la magnitud del incendio que afectó a las instalaciones de la cooperativa. Esos datos y la propia reiteración de siniestros declarados en Coagri (tres en apenas tres años y todos de noche y con el fuego como protagonista) sujetan la teoría de que la casualidad nada tuvo que ver con los incidentes.
