Una tormenta de lluvia y granizo volvió a sacudir ayer diversas poblaciones de la Ribera Alta y produjo daños de consideración fundamentalmente en la cosecha de caqui, pero también en la de cítricos. La intensidad del viento que se desencadenó durante diez minutos que estremecieron a los habitantes de la zona también derribó una pared del campo de fútbol de Senyera. Los cauces de algunos barrancos se desbordaron. La cortina de agua llegó a dificultar el tráfico en la zona.

El temporal avanzó minutos después de las cuatro de la tarde desde el núcleo montañoso que rodea el Puerto de Càrcer hacia las poblaciones más próximas de ese valle. La peor parte se la llevaron extensas superficies de los términos municipales de Càrcer, Beneixida, Alcàntera, Cotes, l'Ènova, Villanueva de Castellón y Senyera, donde un viento desbocado que avanzaba con fuerza en todas las direcciones y la intensidad del chaparrón deshojaron muchos árboles y rompieron ramas. Los daños en algunos campos de caquis también eran ayer muy visibles.

El temporal de los últimos días ha descargado justo en el momento en que arranca la campaña de recolección de los caquis, los cítricos y el arroz. Los agricultores de la Ribera se muestran desolados. Justo cuando estaban a punto de recoger los frutos de un año de preocupaciones y mucho trabajo han recibido otro castigo metereológico. "No hay manera de quitarse de encima la sombra oscura que se ha cernido sobre los labradores", se quejaba ayer el vicepresidente de AVA, Bernardo Ferrer.