La presencia de una tortuga boba de grandes dimensiones atrapada en una red volvió a activar en la tardenoche del jueves en Sueca el protocolo de varamiento para salvar este ejemplar de una especie protegida por la legislación autonómica, estatal e internacional al encontrarse en peligro de extinción. El galápago apareció en la playa del Pouet y, a diferencia de lo sucedido en el verano de 2016, no llegó hasta allí con la intención de desovar -no es la época- sino al encontrarse herida. Un grupo de voluntarios se hizo cargo del animal, tras alertar a las autoridades, hasta que llegó personal especializado del Oceanogràfic de València. El objetivo principal era evitar que regresara al mar ya que, según explicó ayer la concejal de Medio Ambiente, Isabel Jiménez, hubiera supuesto la muerte del galápago.

La tortuga apareció en la playa del Pouet a última hora de la tarde del jueves. Según el relato de la edil, una profesora del colegio Unió Cristiana, Maika Sendra, observó a una persona que intentaba manipular algo voluminoso atrapado en una red oscura y, al acercarse, vio que se trataba de una tortuga boba que tenía enredada la malla e «intentaba huir como fuera hacia el mar». Jiménez detalló que, según le había explicado la propia Sendra, ésta se puso en contacto con el técnico de Recuperación de Fauna Marina de la Conselleria de Medi Ambient, Juan Aymar -que hace dos años participó en la operación de rescate y custodia de los huevos que una tortuga de la misma especie puso en la playa de Les Palmeres-, mientras que otras personas que voluntariamente acudieron para salvar a la tortuga alertaban por teléfono tanto a la Guardia Civil como al Centro de Emergencias (112), lo que activó el protocolo establecido para estos casos.

Impedir el regreso al mar

Los voluntarios consiguieron liberar a la tortuga de la red en la que se encontraba atrapada mientras la Guardia Civil establecía un perímetro de seguridad para que pudieran actuar a la espera de los expertos del Oceanogràfic. Isabel Jiménez señaló que, conectada por el teléfono móvil, Maika Sendra iba dando las instrucciones para cumplir el protocolo: impedir que la tortuga regresara al mar y taparle la cara con el objetivo de tranquilizarla y evitar que percibiera la presencia humana como algo hostil. Uno de los voluntarios se quitó la camiseta para cumplir este objetivo. El personal del Oceanogràfic se hacía cargo de la tortuga antes de las nueve de la noche, es decir, cuando aún no había transcurrido una hora del aviso. Isabel Jiménez señaló que Juan Aymar, con quien se encuentra en contacto permanente, le había informado de que la tortuga presentaba un hilo de plástico que la atravesaba de la boca al ano aunque se encontraba «en buenas manos», las de los servicios veterinarios del Oceanogràfic, que han confirmado que «la podrán salvar», explicó.

Época de eclosión de huevos

La concejal de Medio Ambiente realizó ayer un llamamiento a la población para alertar de que, si bien no es el momento de que las tortugas se acerquen a la costa para realizar la puesta de huevos, como sucedió en julio de 2016, sí es la época de su eclosión y el nacimiento de nuevos ejemplares. En este sentido, recordó que en caso de observar crías de tortuga que caminan hacia el mar procedentes de nidos que no han sido localizados se debe comunicar al 112 e impedir que lleguen al agua, «donde no tendrían ninguna posibilidad de sobrevivir». El protocolo estipula que, si se da el caso, el Oceanogràfic se hace cargo de ellas hasta que adquieran el tamaño adecuado para sobrevivir a sus depredadores.

Cabe recordar que un grupo de amigos detectó en el verano de 2016 una tortuga que se acercaba a la costa de Sueca y depositó 88 huevos, lo que activó el protocolo de varamiento. Una parte de los huevos se trasladó a la incubadora del Oceanogràfic mientras que, el resto, a una zona de playa del Saler donde se acabó instalando un campamento con la ayuda del Ejército en el que grupos de voluntarios vigilaban día y noche el nido a la espera de la eclosión. Cientos de personas se daban cita dos meses después en la suelta de 32 crías al mar en el mismo litoral de Sueca. Jiménez destacó ayer que gracias a la información que se ofreció en aquel momento los ciudadanos han sabido como actuar en este nuevo caso.