La tortuga boba (Caretta caretta) rescatada en la tarde-noche del jueves en la playa del Pouet de Sueca se había tragado un sedal, que la cruzaba por dentro desde la boca a la cloaca o ano, pero no el anzuelo, según se ha podido constatar en el TAC realizado por los veterinarios del Oceanogràfic, lo que descarta otras lesiones internas de mayor riesgo y, a priori, no se contempla una intervención quirúrgica. Fuentes del Área de Recuperación y Conservación de Animales del Mar de la Fundación Oceanogràfic, conocida como el Arca del Mar, que se ha hecho cargo del cuidado del animal, explicaron que se va a intentar que la tortuga expulse por sus propios medios el sedal e, inicialmente, no se teme por su vida.

Este ejemplar de tortuga boba presentaba una herida en la comisura de la boca y otra en la aleta delantera izquierda, supuestamente causadas por el mismo sedal, que también le ha provocado unos gases intestinales que dificultaban sus movimientos en el agua. Es la primera afección que los veterinarios van a tratar de solventar, detallaron desde la Fundación Oceanogràfic, mientras señalaban que el proceso de recuperación dependerá de lo que tarde en expulsar el sedal, aunque puede demorarse entre dos y tres meses. Se trata de la tortuga número 409 que atiende el Arca del Mar desde que presta este servicio. Si bien resulta imposible determinar la edad, los expertos no dudan en señalar que se trata de un ejemplar juvenil que se devolverá al mar una vez se recupere.

Como adelantó el sábado en exclusiva Levante-EMV, este ejemplar de tortuga boba apareció a última hora de la tarde del jueves en la playa del Pouet de Sueca atrapada en una red. Unos voluntarios alertaron al 112 de su presencia, lo que activó el protocolo de varamientos en el que participan la Universitat de València, la Conselleria de Medio Ambiente y el Oceanogràfic.

Fuentes consultadas señalaron que se trata de un caso aislado, si bien recordaron que son mucho más abundantes las capturas accidentales de tortugas por parte de pescadores profesionales o aficionados. En este caso, incidieron en la necesidad de que activen el mismo mecanismo a través del 112 ya que la red de varamientos se hace cargo de la recuperación del animal, con un elevado porcentaje de éxito, entre un 95 y un 97 %, mientras que en el caso de devolverlas directamente al mar suelen morir. «Las tortuga bobas son animales muy duros, aunque la recuperación es lenta», explicaron, mientras señalaban que, en el caso de la tortuga aparecida en Sueca, el mismo gas acumulado en el intestino pudo provocar que permaneciera a flote y a merced del mar y de los vientos.