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Unas catas buscarán el horno de Jaume I tras descubrir en el derribo uno del siglo XIX

El desescombro deja a la vista la construcción, en la que se ha hundido la bóveda - El ayuntamiento también excavará al pie del arco del siglo XVI

Los trabajos de desescombro de las casas de la calle Chulvi que ha derribado el Ayuntamiento de Alzira han sacado a la luz un horno moruno relativamente reciente -los técnicos estiman que se debió construir en el siglo XIX- y el consistorio encargará unas catas arqueológicas para tratar de determinar si por debajo del nivel actual hay elementos de mayor valor. Éste es el compromiso que ayer asumió el concejal de Gestión Urbanística, Fernando Pascual, con la Asociación Gaspar Dies para la Defensa del Patrimonio Histórico, que considera que la actual construcción -la bóveda se ha acabado hundiendo durante los trabajos de derribo- tiene como mínimo un valor etnológico. Pascual asumió la petición de proteger temporalmente los restos tanto del horno -que supuestamente se ubica en el lugar donde Jaume I ordenó construir uno en el siglo XIII según «El Llibre del Repartiment»- como de un muro de tapial de un grosor considerable localizado durante la demolición para, una vez se tengan los informes técnicos sobre la mesa, tomar una decisión. No serán, además, las únicas catas que se realizarán en el solar. El edil indicó que también se realizará un estudio al pie del arco del siglo XVI que se desplomó por las vibraciones y que el ayuntamiento se dispone a reconstruir cuando se acabe de limpiar el solar. El objetivo es determinar si se trata del acceso a una vivienda o forma parte de un antiguo «atzucac», explicó Francesc Piera, de Gaspar Dies.

Piera regresó ayer a la calle Chulvi junto a Pascual, el arquitecto director del derribo y el jefe de Urbanismo -todos habían visita la obra el lunes- para conocer el estado del horno tras el desescombro. El edil incidió en que no está catalogado y, previsiblemente, tras un proceso de documentación, se desmontará.

Piera, por su parte, apuntó la necesidad de realizar también un trabajo de «arqueología vertical» que ayude a interpretar el espacio ya que en el muro de tapial se asoma un arco. El portavoz de Gaspar Dies apuntó la conveniencia de realizar este estudio para determinar las dimensiones del mismo. No es el único que se aprecia en las paredes que han quedado al descubierto. «Estamos en la epidermis», apuntó Piera, mientras defendía la necesidad de realizar un estudio que ayude a interpretar el conjunto. De momento, el ayuntamiento se comprometió a también a proteger o consolidar este muro de tapial para evitar que se deteriore al estar a la intemperie.

Fernando Pascual indicó que hoy mismo hablaría con el arqueólogo con el objetivo de saber el coste de las catas y buscar financiación. El edil señaló que, a falta de buscar una solución a una pequeña casa que linda con los inmuebles derribados, en los próximos días se acabará de limpiar el solar y se retirarán las vallas del perímetro exterior para que los vecinos dispongan de más espacio en la calle después de años de molestias.

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