Pascual explicó a Levante-EMV que, según las previsiones, la tercera fase estaría completa al término de la legislatura. «Como ocurrió con el segundo tramo, no es necesario realizar actuaciones en el subsuelo. La obra afectaría exclusivamente a la superficie, por lo que, una vez tengamos claro el proyecto, el plazo de ejecución sería de unos 45 días. Así que, pensamos que la obra se puede ejecutar antes de que acabe la legislatura», detalló el concejal alcireño.

Cada una de las tres fases se ha tenido que enfrentar a una dificultad. La primera de ellas tuvo que hacer frente al descontento de unos comerciantes que, atemorizados por el cambio, se oponían a una reforma que, por otra parte, era necesaria. Hay que recordar que en dicho tramo, que discurre entre la Plaça Major y la calle Reis Catòlics, se tuvo que renovar la red de alcantarillado y de suministro de agua potable (ambas eran muy antiguas y registraban grandes cantidades de fugas). Tras ello, se aprovecharía para renovar la imagen de la calle bajo la filosofía del tripartito: una ciudad moderna en la que los peatones le ganan espacio a los vehículos.

En lo que respecta a la segunda fase, el principal problema que se encontró la obra de peatonalización fue el de la ubicación del monumento de la falla Camí Nou. El principal se instala habitualmente en el cruce de la calle Pérez Galdós con las calles Francesc Arbona y Lepanto, mientras que el infantil lo ha hecho tradicionalmente en la misma Pérez Galdós. El principal se mantendrá en su ubicación tradicional, ya que en la obra estaba previsto dotar el espacio de un pavimento especial para que no sufra desperfectos por el fuego. El monumento infantil se trasladará a la calle Francesc Arbona, ya que no cabe en la reformada calle. Además, la plantación de los árboles y la instalación del mobiliario urbano se han realizado de tal manera que no perjudique a la histórica comisión.

Las gasolineras, un problema

La tercera fase tampoco estará exenta de problemas. Pasado el cruce en el que se ubica la falla Camí Nou existe una parada de autobús, con un espacio reservado para este tipo de vehículos. «La parada de autobús es uno de los principales problemas con los que nos encontramos. El arquitecto encargado de la redacción es algo que tiene en cuenta y por el momento se contemplan todas las posibilidades, es decir, mantenerla en su sitio o, por el contrario, desplazarla unos metros», indicó Pascual. El mismo edil reconoció que, por el momento, el ejecutivo se daría por satisfecha con esta actuación, que tendría un coste aproximado que va desde los 130.000 a los 150.000 euros. «De momento no se contempla continuar más adelante», comentó sobre la posibilidad de que la remodelación se extendiera hasta Plaça d'Alacant, consciente de las dificultades que supondría realizar las obras en los tramos en los que se ubican dos gasolineras.