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Unos 24 millones invertidos en la promoción del caqui

La transformación del producto blando que se comía con cuchara en Persimon, una fruta de textura dura, convirtió el caqui en un producto de éxito que se exporta a más de 40 países

Aquella variedad de caqui que en los años cincuenta del siglo pasado apareció en Carlet por una mutación espontánea de otra autóctona entraba por los ojos por su exhuberancia y color, pero tenía un problema que limitaba la comercialización y el consumo del Rojo Brillante: se comía blando, incluso con cuchara. Su conversión en Persimon, un caqui con una textura similar a la manzana que se come duro, lo que facilita su manipulado y consumo, se ha convertido a la postre en la única novedad en el mercado de la fruta en los últimos veinte años. Es la historia y trayectoria del Consejo Regulador de la Denominación de Origen «Kaki Ribera del Xúquer», que la semana pasada celebró en l'Alcúdia el XX aniversario de su nacimiento con la satisfacción de contar un producto de éxito, consolidado y con un futuro prometedor, en palabras del presidente de la DO, Cirilo Arnandis. «Un líder nace y se hace. Nace como Rojo Brillante, una magnífica fruta que lo tenía todo para ser líder, y lo fue cuando la convertimos en Persimon, el caqui que se come duro», relató.

Arnandis, considerado el «padre del caqui», se remontó en el tiempo para recordar ya no sólo el origen de la DO -«pocos creían en el proyecto, pero algunos pusieron mucha fe», indicó-, sino a aquel grupo de agricultores «inquietos e innovadores» que una década antes había probado un caqui que venía de Israel «y se comía como una manzana». Llegaron a firmar un contrato con los israelitas para traer las plantas de la variedad Sharon «con el compromiso de que les facilitarían los procesos para quitar la astringencia». Los años ochenta avanzaban hacia el final de la década y la constatación de que el Rojo Brillante respondía igual que el Sharon al proceso para eliminar la astringencia y se podía comer duro, recordó Arnandis, provocó que que «cortaran» cualquier tipo de información.

Cirilo Arnandis relató como desde la Conselleria de Agricultura, donde ejerció como secretario general, convocó en 1996 al entonces presidente de Uteco y de la cooperativa de Alginet, Enrique Blasco, y a Custodio Mendoza, presidente de la Cooperativa de Carlet, y durante las conversaciones mantenidas se acordó que, en nombre de las cooperativas productoras de caqui en la Ribera, Uteco impulsaría el expediente para crear la DO «Kaki Ribera del Xúquer». Según detalló, se ha conseguido pasar de una producción de dos millones de kilos en 1997 -la primera campaña que se comercializó el Rojo Brillante sin astringencia- a los más de 400 millones que se habrían recolectado este año sin la merma provocada por la helada y el granizo. La DO estima en un 35 % «o incluso más» la reducción de cosecha en la presente campaña, con la pérdida de más de cien millones de kilos, mientras que la fruta que finalmente comercializará el consejo regulador rondará los 70 millones de kilos.

Arnandis destacó que el cultivo ha tenido en estos años un crecimiento «espectacular» ya que, en base a las plantaciones existentes, se espera para el año 2020 una producción de 600 millones de kilos. Actualmente la DO destina más del 80 % de la producción a la exportación y comercializa el caqui en más de 40 países.

Dificultades superadas

En el repaso a la historia de la DO Arnandis dejó claro que estas dos décadas no han estado exentas de dificultades. «Han sido veinte años de obstinación, dedicación y mucho trabajo y fe en el proyecto», indicó, mientras agradecía el buen hacer y el apoyo de los investigadores del IVIA y la Universitat Politècnica junto a los técnicos de las cooperativas. «Este proyecto y los que creímos en él partimos de una única variedad, el Rojo Brillante, con una producción marginal que no superaba el millón de kilos en el año 1995, que se vendía en los mercados de España y Portugal. Se convierte en una fruta de éxito con mucha I+D y, de una fruta blanda con un período de comercialización corto, hemos conseguido una fruta dura como una manzana con más de cuatro meses de comercialización -se espera alcanzar en breve los cinco meses-, todo con una única variedad, cosa que no se ha conseguido con ningún otra fruta», destacó.

Arnandis también recordó la amenaza que, hace justo diez años, supuso la aparición de la necrosis foliar del caqui («Mycospharella Nawae», una enfermedad que puso en peligro el cultivo y que, según incidió, pudo ser controlada gracias a la intervención coordinada de la conselleria, el IVIA, la UPV y las cooperativas.

Por otra parte, repasó el pleito mantenido con la firma García Carrión cuando la DO intentaba registrar la marca Persimon, ya que una primera solicitud fue denegada en 2008 «por asonancia con la marca Don Simón». Cinco años después, el TSJ autorizaba el registro definitivo de la marca. «A partir de ese momento comienzan los problemas con todos los comercios que quieren plagiar la marca, todos quieren copiar al líder, todos quieren ser Persimon, el de la DO», señaló.

El presidente del consejo regulador señaló entre otros hitos de estos últimos veinte años el reconocimiento de la DO por parte de la Unión Europa como Denominación de Origen Protegida o la concesión por parte del Ministerio de Agricultura del premio como Mejor Empresa Agroalimentaria de España.

Cirilo Arnandis abogó por seguir promocionando la marca y poner en boca de todos el Persimon como «sinónimo de calidad, con una corresponsabilidad social con más de 8.000 familias de agricultores de la Ribera que cultivan 60.000 hanegadas, además de los más de 10.000 trabajadores que directa o indirectamente se benefician de este este producto».

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