La directora general de Prevención de Incendios Forestales, Delia Álvarez, defendió ayer el cortafuegos que la conselleria ha diseñado a lo largo de los 5,2 kms de la pista forestal que cruza la Casella como «un área de oportunidad para que los medios de extinción terrestres puedan trabajar en caso de un posible incendio en la zona». Álvarez señaló que los bomberos demandan este tipo de actuaciones ya que, según dijo, «tal y como está actualmente el camino no ofrece las condiciones de seguridad para que los medios entren a trabajar en caso de incendio debido a la continuidad de la vegetación».
La infraestructura de defensa diseñada, explicó, «consiste en un cambio de paisaje, fundamentalmente. Se trabaja la vegetación de forma que el nuevo paisaje generado ofrezca esta discontinuidad que dificulte la propagación del fuego», señaló la directora general, mientras apuntaba que, hoy por hoy, las copas de los árboles se tocan. «Se trata de crear una discontinuidad, tanto a nivel hortizonal como vertical, con una cobertura más ligera para que no se propague el fuego», explicó.
Álvarez admitió que el cambio repentino del paisaje por la eliminación de vegetación puede llamar la atención, pero defendió que en el plazo aproximado de un año «se recupera». La directora general señaló que la creación de este cortafuegos es una de las actuaciones más importantes en materia de prevención en la demarcación de Polinyà, que abarca prácticamente toda la Ribera, donde la planificación de la conselleria contempla otros proyectos en Antella, Llombai, Montserrat, Tous o Guadassuar.
La directora general comentó que, en el caso de la Casella, sólo se empleará maquinaria pesada en algunas zonas más llanas, mientras que el resto se realizará con herramientas manuales, y señaló que los 33 metros de franja de seguridad que contempla el proyecto, 16,5 m a cada lado de la pista, no serán uniformes ya que la intervención se adaptará a la orografía.
