Es un hecho que nunca llueve a gusto de todos. Mientras en el litoral se producían algunos daños materiales en viviendas, en la Ribera Alta su presencia fue más bien testimonial. El gran beneficiado es, como suele ser habitual en los años más secos, el agricultor. Con todo, algunos sectores, como AVA, se mostraron preocupados pese a que aseguraron no haber constatado daños.

El presidente de la comunidad de regantes de Sueca, José Pascual Fortea, dejó claro que la lluvia ha supuesto para los agricultores más beneficio que perjuicio: «Esta lluvia es lo mejor que nos ha podido pasar, todas las acequias se han limpiados, y aunque puede que se haya destrozado alguna mota, en general salimos ganando», aseguró. El contrapunto lo dio AVA, que temía problemas de pudrición de la paja del arroz en l'Albufera, así como otros daños en variedades tempranas de cítricos, hortalizas y caquis.

Fortea, no obstante, se mostró contrario a dicho razonamiento: «Este año, alrededor del 95 % de la paja se pica y se esparce; ha llovido también el mes pasado; llega agua suficiente a l'Albufera y si se realiza bien el proceso de secado no tiene por qué pasar nada. Los agricultores de la zona no tienen esa preocupación».

AVA, no obstante, también reconoció, más allá de sus temores, que el agua caída «constituye una bendición para la citricultura puesto que contribuirá a aumentar los calibres y limpiar el arbolado, al tiempo que supondrá un ahorro de costes energéticos».