El Ayuntamiento de Cullera ha decidido poner freno al deterioro del puente más céntrico de la ciudad, el conocido popularmente como Pont de Pedra. Se trata de uno de los seis viaductos sobre el Xúquer con los que cuenta el municipio y, con toda seguridad, el que junto con el histórico Pont de Ferro presentaba hasta ahora un peor estado de conservación tras años de abandono y falta de mantenimiento. Las obras de rehabilitación fueron visitadas ayer por el presidente de la Diputación, Toni Gaspar.

La intervención del consistorio permitirá evitar que avance la degradación de esta infraestructura viaria, una de los más transitadas y, junto al puente de la Bega, uno de los ejes de unión directa con el Bulevar del Xúquer, situado en el margen derecho del río.

El proyecto se ha planificado en tres fases. La primera, ya iniciada, está financiada íntegramente por la Diputación de València con un presupuesto de 140.000 euros. Las obras han permitido ampliar las aceras, hasta ahora estrechas y que dificultaban el paso de peatones. Para ello se ha eliminado de uno de los dos carriles de circulación tanto en el acceso al puente desde la Rambla Sant Isidre como en la bajada hacia la Diagonal y avenida del Port, al ser innecesarios por la propia configuración de la conexión. No obstante, se mantienen los dos carriles en la zona central para cruzarlo. También se han demolido las barandillas de hormigón, muy deterioradas, y en su lugar se instalará un pretil de protección para los vehículos en la zona recayente a la Rambla Sant Isidre y una barandilla en la del río. Las escaleras de acceso, también se han renovado.

Una nueva iluminación

En las próximas semanas se pondrá en marcha la segunda fase del proyecto, que contará con un presupuesto de 75.000 euros, financiados por el consistorio. Supondrá el cambio de todas las barandillas del puente y la preinstalación de iluminación led. Ésta será una de las grandes novedades, ya que contará con iluminación cambiante. Durante la conmemoración de días dedicados a alguna causa, se podrá iluminar con los colores representativos de la misma. La intención es que este puente que carece de valor histórico y arquitectónico, pero que se sitúa en pleno centro de la ciudad, sea más emblemático y atractivo.

Para dotarlo de esa representatividad se ha pensado que cuente con un frontis decorativo en la parte que da a la rambla Sant Isidre cuyo diseño aún está en fase de estudio. Tanto el alcalde de la ciudad, Jordi Mayor, como el edil de Urbanismo, Juan V. Armengot, han destacado que, con la puesta en marcha de estas obras, «se frena la degradación ya que de no intervenir, podría haber ido a más, y al mismo tiempo le damos más realce a uno de los viaductos más empleados por los cullerenses».