El Ayuntamiento de Alberic todavía no ha realizado la campaña de promoción del nuevo servicio, pero la báscula pública instalada en el polígono industrial de Sepes para que los agricultores puedan pesar sus cosechas ya funciona a pleno rendimiento. El boca a boca es la mejor publicidad con el sector inmerso en la campaña de recolección de caquis y cítricos y el goteo de camiones no cesa. El expendedor de tíquets contabiliza 191 usos en dos semanas, después de que el ayuntamiento pusiera el contador a cero tras realizar unos ajustes, lo que representa una media de casi trece vehículos por día. La utilización de la báscula es gratuita hasta final de año -los agricultores sólo tienen que sacar una ficha en las dependencias municipales para poder activarla-, si bien la ordenanza aprobada por el consistorio para regular su uso establece una tarifa simbólica de un euro.
La báscula se encuentra operativa desde mediados de octubre y, según destacó ayer el alcalde de Alberic, Toño Carratalá, el nivel de utilización «es para sentirse orgulloso ya que demuestra que ha tenido una muy buena acogida». Carratalá se mostró convencido de que, entre los usuarios, hay agricultores tanto de Alberic como de otros municipios del entorno ya que, incidió, «se trata de un servicio muy cómodo».
No será la única báscula pública que tendrán a su disposición los agricultores en la presente campaña. El Ayuntamiento de Tous, recogiendo la misma inquietud del sector agrario, ha proyectado la instalación de un dispositivo similar en el polígono industrial, si bien la necesidad de construir un acceso específico para los camiones ha retrasado ligeramente el montaje.
El alcalde de Tous, Cristóbal García, comentó ayer que el ayuntamiento ha conseguido una subvención del Ivace para acometer esta obra, que representará una inversión próxima a los 100.000 euros, y que está previsto que se adjudique antes de acabar el año. García comentó que, si todo va bien, la báscula podría estar operativa a principios de 2019. El coste de la báscula representará una inversión de 25.000 euros más.
La instalación de un sistema para poder pesar las cosechas responde a una demanda de los agricultores, y en particular de los productores de caqui, que recelan de aquellos acuerdos de compraventa a ojo o en los que se fija un peso estimado por cajón, al considerar que va en su perjuicio, ya que un pesaje individualizado de los cajones siempre suele arrojar un mayor volumen de kilos.
La instalación de estas básculas permite pesar el camión antes y después de la recolección de la fruta, de forma que la liquidación que se practica al agricultor se ajuste exactamente al volumen de cosecha recolectada sin margen para la discusión.
