La comarca no destaca solo por la agricultura. La Ribera Alta es una tierra que cuenta con un rico patrimonio cultural. Desde sus fiestas y tradiciones hasta sus elementos arquitectónicos y arqueológicos más destacados, se forma un amplio catálogo que pocas regiones pueden igualar.

Si se habla de fiestas y tradiciones, no se pueden obviar los dos patrimonios inmateriales protegidos por la Unesco. La Festa de la Mare de Déu de la Salut de Algemesí logró el reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico en 1977, mientras que obtuvo el distintivo de la Unesco en 2011. Por otro lado se encuentran las Fallas, que también fueron declaradas patrimonio de la humanidad en 2016, con el apoyo a la candidatura de Alzira, segunda potencia fallera solo por detrás de València.

La capital ribereña también cuenta con una Semana Santa digna de mención, ya que fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional ahora hace treinta años. Por su parte, Carcaixent posee declaraciones de impacto local en su Ral·li Humorístic y en las Presentaciones falleras. No se queda atrás Guadassuar, que tras conseguir que sus Danzas fueran declaradas Fiesta de Interés Turístico en 1985, obtuvieron la designación de Bien de Interés Cultural (BIC).

No es el único BIC de la comarca, ya que son cerca de 70 los elementos protegidos bajo dicha figura. La Tamborrada de Alzira, la parroquia de Sant Andre Apòstol de l'Alcúdia, la de Sant Jaume de Algemesí, la de Sant Vicent Màrtir de Guadassuar, el recinto amurallado de Berfull (Rafelguaraf), la torre de Mussa (Benifaió) o el Convento de Aigües Vives son solo algunos ejemplos. Por su parte, la lista de Bienes de Relevancia Local de la comarca asciende a 265.

No se entendería el rico patrimonio de la Ribera Alta sin los yacimientos y espacios arquológicos. Hay inventariados 355. En dicho apartado se pueden destacar los abrigos y covachas del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo, los abrigos del Barranc de la Xivana de la Falaguera y uno del Barranc del Bonico (Alfarb).

El antiguo recinto amurallado de La Carència (un hábitat ibero romanizado), de Turís, también es BIC. En él se ha detectado parte de su urbanismo, restos cerámicos y artísticos. Por su parte, l'Ènova cuenta con un importante hábitat rural de época romana: una villa agrícola y de producción de lino y esparto que contaba con una residencia ricamente instalada con mosaicos, relieves y mármoles.