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Montserrat agasaja a su héroe

Centenares de vecinos reciben entre vítores a Luis Herrerías tras recorrer casi 18.000 km en bicicleta desde China hasta su localidad - Dejó su trabajo hace año y medio para emprender la dura aventura

Montserrat recibió ayer a Luis Herrerías como a un auténtico héroe. El joven culminó su proyecto más ambicioso y arriesgado hasta la fecha tras partir hace año y medio hacia China para recorrer los cerca de 14.000 kilómetros que separan el país asiático de su localidad natal. Finalmente ha acumulado alrededor de 18.000 kilómetros en sus piernas (los viajes no siempre transcurren como uno los programa). La hazaña añadió, además, un componente solidario a su aventura a través de una campaña solidaria para investigar la Esclerosis Lateral Amiotrófica (PedaELA). Alicientes más que suficientes para cosechar los vítores de los centenares de paisanos que no quisieron perderse su llegada.

Las campanas de la parroquia repicaban minutos antes de que Luis llegara a la céntrica Plaza de la Iglesia. La banda de música local aguardaba al nuevo héroe de Montserrat. Pero sobre todo, sus familiares esperaban impacientes frente al ayuntamiento, con un ramo de flores para regalar al joven aventurero, cual campeón del Tour de Francia (con la diferencia de que él ha recorrido una distancia que equivale, más o menos, a seis veces la ronda gala).

Pasaban varios minutos de las 12,00 horas cuando encaró los últimos metros de su largo viaje y la alegría explotó por todos los costados. Los vecinos de la localidad ovacionaron a un Luis que se tapaba la boca con una mano, sorprendido por la gran multitud que aguardaba su llegada. Aunque la emoción fue todavía mayor cuando se bajó (por fin) de la bicicleta para abrazar, entre lágrimas, a unos padres ilusionados y orgullosos. Y a su abuela.

Aplausos, gritos de euforia, más abrazos y la incredulidad de alguien que no se esperaba una reacción tan efusiva por parte de sus vecinos. «No me imaginaba que vendría tanta gente a recibirme, la respuesta del pueblo ha sido totalmente inesperada. La gente se ha asomado, incluso, al balcón para verme llegar. Ha sido muy emocionante y gratificante», aseguró a Levante-EMV.

Luis se asomó al balcón del ayuntamiento para dirigir unas palabras a amigos, familiares y vecinos en general: «Han sido casi 18.000 kilómetros y veinte países, pero solo por teneros a todos aquí ha valido la pena el esfuerzo así que, muchas gracias a todos». La acústica de la plaza hizo que la ovación sonara de manera atronadora. «Hay muchos a los que os he visto y no os he podido abrazar, pero no os preocupéis porque ahora nos veremos por el pueblo», añadió.

El aprecio de Montserrat y de sus familiares quedó patente cuando dijo: «A ver cuál es mi próxima aventura». Murmullos y gritos de desaprobación al unísono en símbolo de protesta se hicieron rápidamente audibles en lo que podría traducirse como un claro: «Luis, ahora que has vuelto, quédate un poco con nosotros». Consciente del buen ambiente que se respiraba en la plaza, propuso nuevos destinos, «¿África, América?». Todos ellos recibieron la negativa de su madre y la de los asistentes, que reían con las bromas de su paisano.

Nueva vocación

Por lo pronto, queda descartado cualquier viaje de tal magnitud en un futuro cercano. Luis es ingeniero de formación, dejó su puesto de trabajo en una importante empresa alemana para emprender su gran aventura pero, al volver, ha descubierto una nueva vocación. Se ha matriculado en Magisterio. «Durante todo este tiempo he visto a gente viajando de diferentes edades, así que he comprendido que el mundo va a estar ahí esperándome. Siempre he querido ser maestro y ahora voy a dedicarme a estudiar, quiero infundir algunos de los valores que he aprendido», comentó.

Empatía, bondad u hospitalidad son algunas de las virtudes que Luis se ha encontrado en su trabajo y que de buen grado podrá transmitir a sus futuros alumnos: «He visto muchos paisajes preciosos, he estado en lugares impresionantes, pero de este viaje me quedo con las personas. Es el tesoro más grande que he encontrado. He descubierto que el mundo está lleno de buenas personas».

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