La historia se repite. Las señales de prohibición con que el Ayuntamiento de Alzira ha «sembrado» el acceso al Camí de la Perrera desde la rotonda de la CV-510 que distribuye el tráfico a la altura del hospital y, justo al otro extremo, en la rotonda del Camí Vell de Corbera, no impidieron que el viernes por la noche -ya entrada la madrugada del sábado- otro camión de gran tonelaje se introdujera siguiendo supuestamente las indicaciones del GPS por estos caminos rurales y acabara atrapado en las empinadas rampas de l'Eixavegó, donde tuvo que acudir la Policía Local en su auxilio. El despiste no sólo provocó un mal trago al conductor del camión al ver que no podía seguir adelante, que el combustible que perdía por la inclinación hacía que las ruedas patinaran -según relató a Levante-EMV un testigo- o que la maniobra de salir marcha atrás resultaba más que compleja, sino que también comportó una multa de 200 euros por una infracción grave, al haber ignorado la señal que prohíbe la circulación de vehículos pesados por estas carreteras, según confirmaron fuentes policiales.

Una confusión inducida por el GPS cuando el conductor buscaba la carretera de Corbera (CV-510) o un error al tomar una salida equivocada en la rotonda acabaron con el tráiler en las rampas de l'Eixavegó Alt en torno a la 1,30 de la madrugada. El Ayuntamiento de Alzira ya instaló una doble señal en el acceso al Camí de la Perrera. Por un lado, la prohibición de circular a los vehículos de más de 2,5 toneladas, mientras que una placa fluorescente subraya que se trata de un camino sin salida para los vehículos de grandes dimensiones. Ninguna de ellas ha impedido que un goteo de vehículos pesados se siga colando por la carretera de Urgencias del hospital. Esta reiteración provocó que se reforzara la señalización a la salida de este camino, junto a la rotonda del Camí Vell de Corbera. Todo indica que este último camión cogió el viernes el camino de la Murta, llegó hasta el cementerio y siguió adelante a pesar de que el camino hacia l'Eixavegó se estrecha cada vez más hasta que comprobó, ya en la zona de chalés, que no podía seguir avanzando.