La sensación de que Alzira había tenido suerte al esquivar en los últimos años varios episodios de inundaciones en un entorno más o menos próximo concluyó ayer. La amenaza no venía del Xúquer, pero una tromba que dejó cerca de 200 litros en ocho horas anegó el barrio de Les Basses, el entorno del parque de l'Alquenència, Venècia y la zona del parque Pere Crespí -el alcalde cifró en torno a 20.000 personas las afectadas- y evidenció que, con las obras del plan contra inundaciones pendientes, la ciudad aún es vulnerable.

El alcalde de Alzira, Diego Gómez, que compareció junto al director general de Emergencias, José María Ángel, y el presidente de la Diputación, Toni Gaspar, entre otras autoridades y técnicos desplazados, anunció que el ayuntamiento mantendrá el tono reivindicativo y defendió la necesidad de «evolucionar» para dotar a Alzira de unas infraestructuras hidráulicas «acordes al siglo XXI». Gómez señaló directamente a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) como la primera institución pública que se tiene que implicar. El alcalde asumió que se había producido un registro «ingente» de lluvia al que difícilmente se puede hacer frente, pero reivindicó mayor protección.

Gómez comentó que también el director general del Agua había visitado la ciudad para valorar actuaciones de futuro, antes de incidir en que «es necesario buscar soluciones hidráulicas que pasan por la CHJ». En este sentido, aludió a la necesidad de aumentar la capacidad de desagüe del barranco de la Casella, al que confluyen todos los torrentes de la cuenca este que ayer provocaron las inundaciones, además del Barranc de l'Estret y el de Vilella, y donde también desemboca el Canal de les Basses, hoy en construcción. También apuntó la necesidad de buscar alternativas al punto crítico de la confluencia de los barrancos de Barxeta y la Casella, ya que el primero corta en perpendicular al segundo. «Son cosas necesarias, hay que recuperar las inversiones y dar respuestas a las necesidades que tiene la ciudad». Gómez admitió que en el caso de que el Canal de les Basses, cuya efectividad queda en entredicho, hubiera estado acabado, posiblemente, dijo, «hubieramos tenido la misma problemática».

Tanto Toni Gaspar como José Mª Ángel reivindicaron la coordinación entre administraciones para atender situaciones de emergencia como la vivida ayer. Gaspar detalló que entre bomberos, brigadas de Divalterra y personal del área de Carreteras había 190 personas de la diputación trabajando en el entorno de Alzira. Una de las prioridades había sido mantener abierta «a toda costa» la carretera de acceso al Hospital de la Ribera, apuntó el diputado el área, Pablo Seguí.

José Mª Ángel, por su parte, defendió que la coordinación entre administraciones había sido «perfecta» y había «minimizado» el impacto de un temporal de esta envergadura y señaló que las infraestructuras que se han ejecutado de forma progresiva ayudan a evitar daños. «Son emergencias muy duras, la ventaja que tenemos es que se sabe que va a pasar y hay que preparar los escenarios, aunque eso no garantiza que no vaya a pasar nada. Hay que hacer pedagogía y los vecinos tienen que tener una actitud activa para minimizar los riesgos», indicó.