La Sociedad Musical de Alzira, cumple medio siglo, de que dos alcireños, Abel Barceló y Eduardo Vicente Bono, la crearan en 1968, junto con otros paisanos y algunos músicos veteranos que aportaron su entusiasta colaboración. Ante esta efemérides la fiesta de este año dedicada a la patrona, Santa Cecilia, se ha concebido con un carácter. Además se ha editado un precioso libro conmemorativo, de 248 páginas, en el que han colaborado muchas firmas que aportan sus históricos recuerdos y, al mismo tiempo, se acompañan centenares de fotografías que muestran el quehacer de los músicos en el largo camino recorrido.
El medio siglo transcurrido hace inevitable que numerosos profesionales del pentagrama se hayan quedado en el camino. Algunos, lamentablemente ya no nos acompañan en esta exitosa e importante celebración. Es ley de vida y hay que superarlo, aunque no nos olvidamos de ellos.
Hemos llegado al 50 aniversario de la fundación de nuestra banda -dice en su escrito Sonia Monteagudo, vicepresidenta de la junta- y cumplir medio siglo es digno de una gran celebración; es muestra de trabajo, persistencia, integridad, tenacidad y mucho cariño. La música es una de las expresiones más fabulosas para el ser humano. La música une, enamora, relaciona y se hace sentir. Destaca la labor educativa que la Sociedad Musical ha hecho a través de la escuela de música; en estos momentos cuenta con 500 alumnos, que atienden directores, profesores y administración. Es necesaria para continuar la gran labor pedagógica que ha formado a tantos profesionales que se hallan dispersos por otras tierras, que llevan en vanguardia el nombre de la Sociedad Musical de Alzira».
El proyecto comenzó cuando una representación de lo que iba a ser la Sociedad Musical de Alzira llega al ayuntamiento para contactar con el alcalde José Pellicer, que confía a Eduardo Vicente Bono la formación de esta empresa cultural. Este alcireño fue el paladín de la banda de música para Alzira, trabajando juntamente con Abel Barceló, que fue el primer presidente que tuvo esta naciente Sociedad Musical en 1968.
De entre las manifestaciones que desgrana el libro de las bodas de oro, Ricardo Bellver, presidente de la Sociedad Musical entee 1971 y 1977, dice: «El hecho de que hoy tengamos tantos músicos por el ancho mundo es la realidad de la labor que ha llevado la escuela de música». Recuerda que, gracias a las gestiones de algunos miembros de la junta, entre ellos Cipriano Cardona, consiguieron a través de Enrique de Lahoz, director general en el Ministerio de Cultura, del que era ministro Pío Cabanillas, que la banda participara en 1978 en el concurso mundial de música de Kerkrade, cuando era presidente Salvador Ausina.
En aquella ocasión conocimos en Kerkrade a Eduardo Olona de Armenteras, que ejercía de periodista en Radio Nederland, en el departamento de lengua castellana, quien me comentó durante un paseo por la ciudad: «Donde hay música no pude haber nada malo». Se refería a un pasaje del Quijote, que se halla en la II parte, en el capítulo XXXIV.
En la publicación editada con motivo del 50 aniversario, han colaborado con sus escritos diecisiete personas y una decena han aportado documentos gráficos. El diseño de la portada ha estado a cargo de Elisa García y el grafismo y la maquetación han corrido a cargo de Roberto Carlos Ribera, Joanra Estellés y Minus comunicación.
El que firma estas líneas ha estado durante muchos años disfrutando acompañando a la banda en diversos desplazamientos, como podrían ser, en dos ocaciones a Kerkrade; Budapest, Altea, Torrevieja, Campo de Criptana, Aranda de Duero, Granada, donde tuve ocasión de presentar el concierto en el auditorio Falla; a Lores, en Portugal; a Madrid, con la coral infantil. En Alzira he asistido a cientos de actuaciones que, al mismo tiempo, se transmitían en directo por Radio Alzira.
Terminamos felicitando a esta incomparable institución alcireña, deseándoles exitosa continuidad. Ah, y que no se nos olvide: la Sociedad Musical de Alzira, ha puesto en circulación una campaña que dice: «Jo també soc Soci». Una invitación a unirse a ellos.
