Unos simples trabajos de limpieza y desbroce realizados por una brigada forestal han permitido «conectar» tramos hasta ahora aislados de las carriladas que los romanos utilizaron para sacar el mármol de las canteras de l'Ènova y ofrecer una extraordinaria perspectiva que realza si cabe la relevancia de estos surcos para los carros que el ayuntamiento ha incluido en el expediente que busca la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) del conjunto formado por la Villa Cornelius, las canteras romanas y estas carriladas.
El alcalde de l'Ènova, Tomás Giner, estima en alrededor de cien metros el trazado de estas huellas que han quedado a la vista y se muestra convencido de que tienen continuidad, aunque advierte de que el ayuntamiento no dispone de medios para acometer un trabajo «de forma profesional» para recuperar todo el trazado. Con todo, no duda en señalar que, a la vista de lo que ya se puede contemplar, «son más importantes de lo que parecía», mientras detallaba que se identifica claramente la trayectoria de dos carriladas que confluyen formando una «y» para continuar por un mismo trazado, si bien se desconoce el motivo de esta ordenación.Huellas del pasado ibérico
Por otra parte, Tomás Giner explicó que cada vez existe un mayor consenso en torno a la tesis defendida por el arqueólogo Miquel Martí Ramón que, como ya informó Levante-EMV, sostiene que las carriladas fueron utilizadas por los romanos aunque su origen es anterior. Martí las vincula al yacimiento ibérico de Manuel y a la red de caminos que conectaban los diferentes asentamientos de esta época en el entorno de la Saiti ibérica, la actual Xàtiva.
El alcalde de l'Ènova explicó que estas «carriladas» son las marcas de una vía que confluía de forma perpendicular en la Via Heraklea o Camino de Hércules, una especie de «autopista» ibérica «que posteriormente los romanos rebautizaron como la Vía Augusta», aunque los trazados de ambas no coinciden plenamente. «En época ibérica, esta vía unía el interior de la península con el mar, conectando directamente la antigua Saiti, la posterior Saetabis romana, con Dianium, la actual Denia. Estas carriladas están muy marcadas en la roca a causa del tráfico continuo de los carros», incidió Giner, mientras señalaba que una comparación con las carriladas encontradas en el antiguo camino de Edeta (Llíria) o en el camino de la antigua Arse (Sagunt) permite constatar similitudes como la distancia entre los ejes de la rueda que confirman que corresponden a la misma época, la ibérica, apostilló.
Mármol de Buixcarró
Por otra parte, y también en base al argumento expuesto en su día por Miquel Martí, el alcalde reivindica que de la cantera de l'Ènova se extrajo mármol de Buixcarró mucho antes de que entrara en explotación la cantera de Barxeta -el mármol de l'Ènova fue muy importante en época romana-, si bien admitió que posiblemente recibiera otro nombre.
El Ayuntamiento de l'Ènova aspira a que la Generalitat declare Bien de Interés Cultural el conjunto formado por la villa romana, un yacimiento que apareció en el año 2003 durante las obras de construcción de la plataforma del AVE y del que queda gran parte por estudiar; las canteras vinculadas a la villa y las carriladas ibero-romanas. Miquel Martí dató en su día entre los siglos III y II antes de Cristo estas huellas, si bien apuntó que el orgien podía ser incluso anterior ya que, según dijo, «casi todas las carriladas ibéricas pisan caminos de la Edad del Bronce».
Cabe señalar que el consistorio ha organizado para el próximo sábado una nueva visita guiada por el municipio, que contará con las expliciones del historiador Abel Soler, con motivo de la instalación de los nuevos paneles informativos en los edificios más emblemáticos. El ayuntamiento ha aprovechado una línea de ayudas que convocó la Agència Valenciana del Turisme para acometer esta inversión en su afán por promocionar el patrimonio histórico-artístico y etnográfico que hay en el municipio con la perspectiva de que pueda dar lugar a actividades vinculadas al turismo que contribuyan a reactivar la economía local.
