La música es un lenguaje universal. No obstante, en cada rincón del mundo se manifiesta de una manera diferente. Cada país tiene unas tradiciones muy características. Pese a ello, hay compositores que traspasan todas las fronteras. Manuel de Falla es uno de ellos. Aunque, para que esa transmisión cultural se produzca, debe haber alguien encargado de difundirla. El pianista de Alberic Hilario Segovia ha aportado su granito de arena a universalizar, todavía más si cabe, el nombre del compositor gaditano. El pasado mes realizó su viaje más exótico hasta la fecha y llevó al corazón de Vietnam la obra Noches en los jardines de España. Durante su estancia en el país asiático participó en dos conciertos, en los que interpretó piezas del catalán Isaac Albéniz o del alcoyano Amando Blanquer, entre otros.

Por una parte, Segovia formó parte del proyecto del director de orquesta David Gómez Ramírez, que pretendía llevar música española al país asiático, como ya ha hecho en otras ocasiones (De hecho en Vietnam se ha granjeado un cierto renombre). En su programa, el pianista de Alberic era el solista. Aunque finalmente no fue el encargado de dirigir a la orquesta de Ho Chi Minh, su lugar lo ocupó Raul Miguel Rodríguez.

«Ha sido una oportunidad única», reflexionaba Segovia a su regreso y proseguía: «Es muy interesante tener contacto con gente de otra cultura. He aprendido mucho de este viaje. Por ejemplo, yo que soy repertorista de flautas en el conservatorio de Castellón he conocido más posibilidades del instrumento, aporta una gran riqueza a tu conocimiento».

El joven pianista participó en el primer recital bajo las órdenes de Raul Miguel Rodríguez, donde, además de la reconocida obra de Manuel de Falla, también se interpretó el Preludio a la siesta de un fauno y La mer, ambas de Claude Debussy. Al día siguiente, partició en un concierto de música de cámara, organizado por la embajada de España en Vietnam, en el que Segovia compartió escenario con el fagotista Nguyen Bao Anh y el flautista Matthew Wu.

Las obras españolas calaron hondo en el respetable vietnamita. «Noté que al público le gustó mucho. Después hablé con los músicos y me reconocieron que les costaba entenderlas. A españa tenemos una idiosincrasia muy propia a la hora de hacer música, sobre todo Manuel de Falla. Aunque la orquista de Ho Chi Minh ya había interpretado antes El amor brujo o El sombrero de tres picos, nunca antes habían tocado Noches en los jardines de España. Es el más universal de nuestros compositores, el que más se conoce. En su obra, impregnada por el Impresionismo, se sintetiza muy bien nuestra historia. Así que necesitaban mis referencias», explicó el pianista de Alberic.