La realidad es que el coste necesario para para desarrollar una cosecha no soporta más «lastres», es decir, añadir un nuevo gasto a larga lista que ya tienen que afrontar los labradores, como bien puede ser la mano de obra para la poda, el aclareo y la recolección, los seguros, las 'royalties', los productos fertilizantes, el coste del agua o la amortización de la maquinaria y las propias instalaciones. Por lo que el uso de cualquiera de los métodos de protección contra el frío está muy condicionado a su coste final. En este caso, Ángel Pérez lo tiene claro. «Entre tener que comprar nuevos naranjos o invertir en estas mantas térmicas, lo tengo claro. Yo he comprado un rollo de 500 metros, me ha costado 112 euros y puedes tapar alrededor de 300 plantones. No hay color», sentenció.