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Siete años de descenso demográfico

La Ribera vuelve a perder población con una merma de 688 residentes y baja de los 300.000 por primera vez desde 2008

Residentes de diferentes edades, esta misma semana, cuando paseaban por la plaza Mayor de Alzira. vicent m. pastor

La crisis económica que estalló en 2007 enraizó en múltiples direcciones. Quizá la que menos titulares ha levantado, por no contar con consecuencias palpables a corto plazo, es la crisis demográfica, que no obstante se ha dejado notar en la práctica totalidad de países europeos.

El fin de la pujanza económica frenó en España la llegada de inmigración, que era el contrapeso a una población con unos índices de natalidad bajos. Diez años después de la crisis, sus secuelas empiezan a disiparse, y entre ellas el descenso de la población, que se ha frenado en casi todo el país. La Comunitat Valenciana, por su parte, creció en 2017 en 22.194 habitantes; un escaso aumento del 0,4 % que, eso sí, ha acabado con cinco años de descenso poblacional.

Estos guarismos moderadamente positivos no encuentran eco en la Ribera que, según la última revisión del padrón publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), perdió 688 habitantes a lo largo de 2017 hasta los 299.417 habitantes empadronados. Con este ya son siete años seguidos de descenso continuo de población, lo que ha provocado que la comarca baje de los 300.000 ciudadanos por primera vez desde 2008, cuando se sobrepasó dicha cifra tras décadas de crecimiento sostenido. Desde el 1 de enero de 2012, cuando se registró el último año de crecimiento demográfico -aunque fue paupérrimo, con solo 138 habitantes más-, la comarca ha perdido 7.968 pobladores, un 2,59 % del total.

Desde entonces, el padrón de habitantes de la Ribera muestra un ritmo decreciente variable, con años de pérdidas poblacionales graves y otros en los que el descenso no ha sido tan marcado. Los años demográficamente más negros fueron 2012, con una pérdida neta de 2.114 habitantes; 2013, cuando la población de la Ribera descendió en 1.902 personas; y 2016, año en el que se registró un descenso de 1.242 personas. Desde 2012 hasta 2015 el ritmo de descenso fue a la baja, hasta perder solo 326 personas en el padrón de 2015; en 2016 volvió a repuntar y en 2017 se ha reducido aproximadamente a la mitad.

Sueca, la que más pierde

Atendiendo al padrón por municipios, la distribución es desigual. Los dos municipios con más habitantes de la Ribera Baixa, Sueca y Cullera, son los que más habitantes han perdido desde 2012, con 1.526 y 1.386 vecinos menos, respectivamente.

Porcentualmente, Sueca ha perdido el 5,26 % de la población que tenía en 2012 hasta situarse en 2018 en 27.460 habitantes empadronados. Cullera, por su parte, cuenta ahora con un padrón de 21.918 personas, un 5,95 % menos de las que tenía en 2011.

La pérdida porcentual más grave la ha sufrido Antella, donde en los últimos siete años la población se ha reducido en un 18,86 %, de 1.490 habitantes en 2012 a 1.209 en 2018. Le sigue de cerca Cotes, que ha perdido al 18,02 % de la población. Si en 2012 eran 405 habitantes, a 1 de enero de 2018 esta cifra se ha reducido a 332. El resto de municipios con pérdidas superiores al 10 % de la población son Sumacàrcer (146 vecinos menos, un 11,63 %), Sellent (48 vecinos y un 11,24 % menos) y Beneixida (que ha perdido a 73 vecinos, el 10,12 %).

Destacan, por razones opuestas, las localidades de Almussafes, l'Alcúdia y, en menor medida, Montserrat, cuyas poblaciones han desafiado la tendencia general y han crecido de forma sensible.

A lo largo de los últimos siete años, Almussafes ha ganado 524 nuevos habitantes, un crecimiento del 6,23 %. L'Alcúdia cuenta con 506 habitantes más, un 4,43 % más que en 2012. Por último, Montserrat contabiliza 376 nuevos vecinos, un crecimiento del 5,22 %.

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