El pasado sábado se ponía el punto final a la más desastrosa temporada de «tirades». La campaña de caza de aves acuáticas en los acotados del parque natural de l'Albufera ha sido para olvidar y ahora tiene su continuidad en la conocida como Setmana de Càbiles. «Si se quiere hacer un balance, sería definiéndola como la peor temporada que se recuerda desde tiempos ancestrales», subraya al unísono un grupo de aficionados al ser preguntado. Una temporada que será recordada como la primera en la que durante al menos tres «tiraes» ha habido replazas que han permanecido vacías ante la falta de caza.

«Por un lado, y debido al clima, las migraciones no se han producido como deberían. Y tampoco hay que olvidar que la mala gestión que se está realizando con el agua en el Parque Natural de la Albufera, que sigue perjudicando a la temporada de caza de aves acuáticas», añade el presidente de la Sociedad de Cazadores de Sueca, José Badía, aunque en las últimos días el acotado de Sueca experimentó una cierta mejoría.

En términos muy parecidos se manifiestan los cazadores del resto de cotos, como Sollana, Silla o Cullera. En este último término municipal, además, los cazadores siguen acordándose de «los continuos cambios de niveles del agua, que en ciertos momentos dejaron incluso algunas replazas en las que se cazaba habitualmente secas y que se llenaron de salitre, impidiendo que la caza volviese a ellas».

Una vez finalizada el pasado sábado la temporada con un balance bastante negativo, los cazadores ya han depositado sus esperanzas en la semana de «càbiles», que se ha iniciado de forma positiva. «Algunas de las cuadrillas han conseguido en Cullera abatir durante las primeras noches casi más piezas que a lo largo de la campaña de tiradas, se ha visto una clara mejoría en cuanto al número de aves, aunque con cifras muy lejanas a las de las buenas temporadas que se recuerdan». Así se expresaba Manuel Puig, veterano cazador y expresidente de la Sociedad de Cazadores de Cullera. «Se está valorando muy positivamente lo que puede dar de sí esta semana de cábiles, ya que se espera al menos poder disfrutar de una afición que no es barata y que en los últimos años genera sabores agrios entre los aficionados».

José Badía opina que el intenso frío registrado en los últimos días en el centro de Europa es muy probable que dé un giro a la migración de las aves, «que buscarán lugares más cálidos y ello las puede traer a esta zona». No obstante, matiza que la presencia de abundantes zonas protegidas facilita que los patos «se queden en las ellas y lejos de cualquier escopeta».

Las bajas temperaturas de la pasada semana han influido mucho en la llegada de más ejemplares. Las aves han preferido anidar en humedales como el arrozal valenciano y no seguir migrando y eso ha permitido que, con la comida que hay en la zona, esparcida por los cazadores para atraer a los patos, se animen a quedarse en la zona.

Salir «de xoca» por la noche y un frío que sitúa las temperaraturas por debajo de los cero grados (este año, algún día ha llegado a tres grados negativos), hace que la afición a la caza sea muy dura. «A veces es muy complicado combatir el frío pese a la ropa de abrigo. La humedad de las zonas de caza cala hasta los huesos», advierte Manuel Puig, uno de los cazadores de Cullera que saben que toda la temporada en el acotado municipal depende ahora de las cábilas, ya que en Cullera la temporada «no ha sido muy fructífera por circunstancias que van más allá de las que pueden controlar los cazadores».

Esta semana se busca matar el gusanillo y conseguir abatir las piezas que se esperaba capturar en la temporada de «tirades».