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V. de Castellón busca identificar a las víctimas del hospital de carabineros

Una investigación detectó que hay ocho militares enterrados en el cementerio aunque sólo uno tiene lápida - El ayuntamiento recibe una subvención para abrir y estudiar los nichos «anónimos»

La edil de Memoria Histórica, Oti Ferrando, ante nichos del cementerio ocupados en los años treinta que carecen de inscripción. vicent m. pastor

Si el colegio de Santo Domingo de Villanueva de Castellón acogió durante la Guerra Civil un hospital del Instituto de Carabineros, aunque pocos, al tratarse de un hospital de retaguardia, pero algunos de los heridos ingresados pudieron haber fallecido allí. Esta reflexión del investigador local Àlvar Sentandreu le llevó en un primer momento a buscar fuentes orales que le confirmaron algunas defunciones y, más tarde, a indagar en el Registro Civil donde, para su sorpresa, encontró las partidas de defunción de ocho carabineros y comprobó que, según la documentación, todos los fallecidos habían sido enterrados en el cementerio de Villanueva de Castellón. «Empecé a dar vueltas al cementerio y no los encontraba», relata Sentandreu. No había ninguna inscripción que identificara sepulturas de carabineros, un cuerpo militar que dependía del gobierno de la II República, hasta que tropezó con una lápida en la que figuraba un nombre que le resultó familiar. Correspondía al primer carabinero que había fallecido en el hospital, según la relación, el 25 de diciembre de 1938: Vicente Asins Romaguera, de 32 años y natural de Almussafes. Sentandreu se percató de que los nichos se ocupaban en la época de forma correlativa y que entre algunos debidamente identificados había otros con un lucido de mortero que carecían de cualquier inscripción. En ellos deben estar los otros siete carabineros, pensó, mientras afloraba a su mente una idea que le generaba cierta angustia. «Están enterrados aquí y sus familiares no lo sabrán». «La mayoría eran de zona nacional y ellos fallecen en zona republicana, pensé que nadie les habría avisado», se explica.

El Ayuntamiento de Villanueva de Castellón retomó hace un par de años esta investigación de Àlvar Sentandreu con el objetivo de identificar correctamente a cada uno de los carabineros -«son víctimas de la Guerra Civil, no son represaliados», incide el autor- y la Diputación de València le acaba de asignar una subvención de casi 18.000 euros en el reparto de fondos para proyectos de recuperación de la memoria histórica que cubre íntegramente los trabajos de exhumación solicitados.

«La idea es buscar a los siete carabineros que faltan», comenta la concejal de Memoria Histórica, Oti Ferrando, mientras recuerda que en este proceso se envió una carta pidiendo colaboración a todos los municipios de donde procedían estos carabineros, si bien sólo dos contestaron y se ha podido contactar con familiares de esos dos de los carabineros: Francisco Cebriá, de Silla, que falleció en el hospital con sólo 17 años, y José Martín Arias, de Illescas (Toledo). «En el caso de Silla nos comentaron que sabían que había fallecido aquí porque había otra persona del pueblo que informó a la familia de que había muerto, pero pensaban que estaba en una fosa común», apunta la edil.

«Están enterrados dignamente dentro de lo que cabe, porque el ayuntamiento republicano se encargó de hacerlo, pero no están identificados. Queremos sacarlos del anonimato, recuperar una parte de la historia que nos corresponde y darles un poco de dignidad», expune Oti Ferrando, al tiempo que recuerda que sólo en Paterna fusilaron a cuarenta vecinos de Villanueva de Castellón. «Si queremos recuperar a los nuestros, creemos que también las familias de las víctimas que están aquí tienen derecho a saberlo», apostilla.

En la relación de fallecidos en el hospital también figuran Antonio Sanchis Falcó, de Monóvar (Alicante), que murió a los 37 años; Juan Quiles Costa, de 30 años, y natural de València; Salvador Querol Pesudo, de 17 años y procedente de Tarragona; el teniente Francisco Soto Callejón, de Granada, que murió a los 39 años, y Constancio Cardo (o Canto) Monto.

Àlvar Sentandreu destaca que el hospital que habilitaron los carabineros en el colegio de las monjas se convirtió en «uno de los mejores hospitales de Europa» como lo demuestra la proyección de algunos de los médicos que estuvieron al frente del mismo, entre ellos el reconocido neuropsiquiatra gallero Nicolás Ramón López Aydillo.

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