El departamento de Urgencias de hospital de Alzira sigue sometido a una fuerte presión asistencial. Muchos pacientes encamados esperan en los pasillos hasta 38 horas para acceder a una habitación. La apertura de la nueva Unidad de Preingreso ha logrado estabilizar la saturación que se produce todos los años por estas fechas, aunque el margen de maniobra sigue siendo muy estrecho frente al gran problema estructural que se arrastra desde que se concibió el edificio hace casi 20 años: su reducido tamaño y limitada capacidad, que constriñe los ingresos e impide albergar en óptimas condiciones la dilatada cartera de servicios que presta.

El alcudiano José Sánchez ingresó a su padre, de 93 años, el domingo a las 20 horas y ayer se quejaba amargamente de que lo hubieran aparcado «en condiciones tercermundistas e infrahumanas» en un pasillo lateral de Urgencias, junto a una decena más de pacientes amontonados en camillas, hasta que en la mañana de ayer fue trasladado a la Unidad de Preingreso, la nueva sala habilitada por la gerencia del hospital para dignificar la espera de quienes aguardan una habitación que siempre tarda mucho en liberarse.

«No me vale que me digan que la gripe satura todos los años los hospitales, porque todo el mundo sabe que el de la Ribera es demasiado pequeño, está desfasado y se colapsa porque no han invertido lo suficiente, ni antes con el PP ni ahora, en algo tan esencial como la sanidad», clamaba ayer Sánchez, que también lamentaba que los profesionales estén «desbordados, aunque eso tampoco justifica que cada vez que se acude al hospital nos den un diagnóstico diferente».

Cambio de hábitos

Los responsables del centro sanitario admiten que el número de pacientes que atiende el servicio de Urgencias «ha aumentado de 300 a 400 al día, conforme es habitual en esta época del año», aunque subraya que la Unidad de Preingreso «está dando muy buenos resultados» y matiza que el lunes, a las 15 horas, «había 1o enfermos pendientes de ingreso y ayer, martes quince». También recuerda que ha aplicado una política de descentralización para incrementar las especialidades y mejorar las áreas de Urgencias de los centros de salud que confía que pueda dar sus frutos «aunque resulta difícil cambiar los hábitos de la gente».

Las imágenes de las salas abarrotadas de Urgencias se repiten con frecuencia. Hace un año, meses antes de la reversión, el hospital alcanzó picos de hasta 55 pacientes que aguardaban tener acceso a una cama. La espera media de un enfermo para obtener una habitación llegó a las 48 horas.