Llombai tiene dos versiones. En una de ellas es un apacible pueblo en el interior de la comarca; acogedor y encantador, con apenas 3.000 habitantes. En su segunda, es el centro de atención de decenas de miles de turistas. Es ésta última la que se puede ver este fin de semana con motivo del Mercat Renaixentista dels Borja, una de las ferias medievales más espectaculares del territorio.

Ayer se conjugaron todos los factores posibles para convertir el mercado renacentista en el lugar predilecto de muchos valencianos y turistas de otros lugares. Si uno agudizaba el oído no resultaba complicado escuchar a personas hablar en inglés o en francés. Las estrechas calles habitualmente son perfectamente transitables, incluso los peatones circulan prácticamente sin miedo a ser atropellados. Pero eso no pasa cuando los puestos de la feria toman el pueblo. No cabía ni un alfiler. Lógico, por otra parte. El día de ayer fue uno de esos atípicos en pleno mes de enero. Soleado y primaveral. Un aliciente más que la gente aprovechó para visitar Llombai.

Se respiraba el ambiente que la localidad desprendía en el siglo XVI, cuando Francesc de Borja fue nombrado marqués de Llombai. Aquí un puesto artesanal que trabaja la arcilla. Otro más allá en el que se hace lo propio con el cuero. Los visitantes de la feria también pudieron comprobar cómo era escribir con pluma y tinta o ver de cerca espadas, escudos y armaduras. Aunque no eran los únicos atractivos de cara al público: decenas de carpas y jaimas donde decantarse por productos de madera elaborados a mano (tanto alimenticios como decorativos). Los teatros infantiles o las exhibiciones de aves rapaces también congregaron una gran cantidad de asistentes a su alrededor.

Los espectáculos y artistas itinerantes centraron buena parte de la atención del abundante gentío. Desde el desfile de los moriscos hasta los bandereros italianos, pasando por muestras musicales, las recreaciones históricas de los Borja o el espectáculo de fuego.

Como cada año, el Mercat Renaixentista dels Borja congregó a una gran cantidad de autoridades políticas. La vicepresidenta de la Diputación, Maria Josep Amigó, acompañó al alcalde de Llombai, Anselmo Cardona, y a un nutrido grupo de munícipes y concejales de la comarca en su recorrido inaugural por las calles de la localidad.

No obstante, las verdaderas estrellas de la feria renacentista son los caballeros que participan en los torneos y justas. Ya sea a lomos de sus caballos o en tierra firme; con espada o con lanzas. Son los que cosecharon las grandes ovaciones. Probaron su pericia frente al estafermo (una especie de muñeco de prácticas con los brazos en cruz que tiene un escudo como objetivo de las lanzas de los caballeros), cortando frutas y verduras mientras cabalgaban o en combates de uno contra uno espada en mano. Levantaron tantas pasiones que, al finalizar los duelos, niños y no tan niños se acercaron a fotografiarse tanto con vencedores como con vencidos. Es la magia de Llombai.