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Carcaixent salda su deuda con los vecinos que sufrieron el nazismo en Mauthausen

El presidente de las Corts llama a la concordia en el homenaje a las cinco víctimas locales del holocausto - Un monolito reivindica su memoria

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Carcaixent recuerda a sus vecinos deportados a campos de concentración nazis

Los violonchelos aportaron solemnidad y carga emotiva a la ceremonia. La mañana del domingo era soleada y algo ventosa, un escenario perfecto para celebrar un homenaje histórico de justicia y reconocimiento a los vecinos de Carcaixent que lucharon por la libertad y acabaron en los campos de exterminio nazi. El rostro de los familiares de las víctimas afloraba los sentimientos contenidos durante tantos años de silencio y olvido. El presidente de las Corts Valencianes, Enric Morera, arropó a los familiares que se congregaron en la calle Bagnols-sur-Cèze para homenajear a los prisioneros en Mauthausen.

Carles Albert, responsable de la Concejalía de Memoria Histórica, abrió la ronda de parlamentos para alertar del auge que los movimientos de extrema derecha exhiben en la escena internacional. «Y no hace falta ir tan lejos», apostilló. «Pintadas nazis como las que tenemos aquí, son una buena muestra de lo que está pasando», enfatizó Albert para advertir después: «No vamos a tolerar a estas ideologías fascistas que asesinaron a millones de personas, entre ellos los carcagentinos que hoy homenajeamos».

A continuación, intervino Carles Senso, historiador y periodista de Levante-EMV. El especialista en esta etapa histórica centró su arenga en recuperar el periplo vital de los cinco carcagentinos deportados a los campos de exterminio nazis. Senso felicitó al equipo de gobierno por organizar el homenaje y elogió «la sensibilidad mostrada en este tema desde el principio».

El alcalde de Carcaixent, Paco Salom, puso de relieve la necesidad de revisitar el pasado para entresacar lecciones: «Para pasar página, primero hay que escribirla y leerla». Y lanzó un sentido mensaje de gratitud a las familias de los prisioneros de Mauthausen. «Familias unidas por el dolor, por las heridas que causó la guerra. Hoy abrimos una: la abrimos, la curamos y la volvemos a cerrar», describió metafóricamente el primer edil. «Desde el ayuntamiento reconocemos el dolor y mostramos el respeto y solidaridad a todos los hijos de Carcaixent que padecieron las consecuencias del nazismo en carne propia», proclamó Salom.

Enric Morera llamó a la concordia en su discurso: «Las discrepancias se tienen que resolver en el marco de la política y el acto de hoy viene a ser un llamamiento a la tolerancia, a la democracia, a los valores que inspiraron la creación de la Unión Europea». El árbitro del parlamento valenciano admitió que «no se puede edificar una convivencia democrática sana sin la reparación ni la justicia».

Entre cerrados aplausos se inauguró un monolito con la siguiente inscripción: «La ciutat de Carcaixent als seus veïns deportats als camps de concentració nazis, per la seua valentia en la lluita per les llibertats». Además, se hizo entrega a los descendientes de los homenajeados de una placa conmemorativa «en reconocimiento del sufrimiento» que les tocó vivir. Los familiares de Joaquín Olaso Piera, Bautista Pelluch Canet y Eduardo Giner Ferrer recibieron con emoción estos honores. Sin embargo, no se pudo encontrar a los sucesores de Manuel Termens Briz y Ramón Cogollos Giner.

Cuando el dueto de cuerda Doble Cello finiquitó el acto con su emocionante «Cant dels ocells», asistentes y autoridades desfilaron hasta la Sala Sant Llorenç, donde visitaron la exposición «La ignomínia de l'oblit», una muestra que permite revivir el drama del Holocausto hasta el 9 de febrero.

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